7 de diciembre de 2025

En la compañía Ñú Guazú, una familia que vivía entre paredes de palo de coco, bolsas y maderas recibió ayuda de sus vecinos, mientras las autoridades brillan por su ausencia. Alberto Servín, de 52 años, mantiene a seis hijos y cinco nietos trabajando en una chacra y haciendo labores duras como cavar pozos ciegos y canaletas. La extrema precariedad que enfrentan no movilizó a ninguna institución, pero sí a la comunidad que decidió actuar.