26 de abril de 2024
LOMÉ. Cuando contrajo la malaria y el tifus, el sastre togolés Ayawo Hievi pensó que con la ingesta de medicamentos prescritos por su médico iba a mejorar rápidamente. Pero lejos de curarle, la medicación que le dieron en la clínica empeoró su estado y acabó perdiendo un riñón. Eran medicamentos falsificados.