La inteligencia artificial rompe barreras: herramientas accesibles y la profesionalización de los ‘prompt engineers’ aceleran el uso cotidiano y abren caminos a innovaciones inesperadas en la ciencia, la medicina y el debate social.
En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) dejó de ser terreno exclusivo de grandes tecnológicas y universidades. Gracias a la aparición de plataformas abiertas como ChatGPT, Gemini y Copilot, la tecnología se volvió tan intuitiva que cualquier usuario, sin necesidad de saber programar, puede extraer valor real de sistemas basados en IA.
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Qué hacen los prompt engineers
Una figura emergente en este proceso son los ‘prompt engineers’, profesionales dedicados a la elaboración de mensajes precisos, conocidos como prompts, que guían a los modelos de IA hacia respuestas más exactas y útiles.
Empresas y laboratorios, como OpenAI o Google DeepMind, reconocen el valor de quienes perfeccionan el arte de preguntar y pulir interacciones, vitales para proyectos científicos, educación avanzada o comunicación médica.
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Según un informe reciente de Gartner, el 80% de las empresas globales prevé invertir en capacitación relacionada con IA conversacional, enfocándose en habilidades de ingeniería de mensajes.
“El verdadero avance radica en que ahora las ideas complejas pueden ser ‘traducidas’ por humanos que entienden tanto la lógica de los algoritmos como las necesidades humanas”, explica Sandra Ríos, investigadora en tecnologías emergentes.
Impacto social de la IA
La proliferación de herramientas con interfaz gráfica amigable, como Canva, Notion o DALL·E, facilita que tanto pymes como centros educativos latinoamericanos adopten IA en tareas cotidianas. Esta democratización brinda oportunidades para quienes tenían limitado acceso a recursos tecnológicos y extiende el impacto social de la inteligencia artificial.
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La creciente demanda de especialistas en prompts lleva a universidades de la región a plantear cursos cortos y diplomados en ingeniería de prompting, una disciplina que obliga a repensar cómo nos relacionamos con las máquinas.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señala que la capacitación en IA puede reducir brechas digitales y potenciar la inclusión laboral en economías emergentes.
Mientras tanto, surgen debates éticos sobre la influencia de estos ingenieros del mensaje en la información generada por IA y los sesgos potenciales. Los desafíos son múltiples, pero el avance de herramientas accesibles y la profesionalización de la comunicación con algoritmos ya redibujan los límites de la innovación en la región.