Las láminas de roca de bordes afilados se adentran en el mar de la costa vasca. Los cambios en la tierra y el agua han formado el extraño paisaje de acantilados cerca de Zumaia.
La mejor vista de esta maravilla natural es desde el mar. La alternancia de sedimentos marinos de fangolitas y areniscas de grano más grueso en las erosionadas laderas, en un fenómeno geológico llamado flysch, reproduce casi a la perfección la historia de la Tierra en los últimos 60 millones de años.
Para Juan Sebastián Elcano, en cambio, las impresionantes formaciones rocosas fueron la señal en aquel otoño boreal de 1522 de que por fin estaba de nuevo en casa.
A pocos kilómetros, el marino debió divisar el boscoso monte San Antón, que se eleva sobre el muelle del puerto de su ciudad natal, Getaria.
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Elcano (1487-1526) tenía tras de sí una de las mayores aventuras marítimas de la historia, la primera circunnavegación del globo, que además demostró que la Tierra es redonda. Sus contemporáneos lo celebraron como un héroe.
Aún hoy, las plazas y calles de Getaria están dedicadas a él. Sus estatuas se encuentran en varias plazas de este bello pueblo pesquero encajado entre dos playas.
Elcano partió el 20 de septiembre de 1519 de Sanlúcar de Barrameda, en el sur de España, bajo la dirección del navegante portugués Fernando de Magallanes, para buscar una ruta marítima occidental hacia las islas de las especias de Indonesia, las Molucas.
Elcano era capitán del “Concepción”, uno de los cinco barcos de la expedición.

“Hoy en día, casi todo el mundo piensa en Magallanes cuando se trata de la primera circunnavegación de la Tierra. Pero eso es una injusticia histórica”, dice el historiador Daniel Zulaika, que ha escrito un libro sobre Elcano.
Fue Magallanes, según señala, quien condujo la expedición hasta la mitad del camino y se convirtió en un mito como héroe asesinado contra el que Elcano no pudo luchar. “De hecho, sin embargo, la circunnavegación se realizó bajo el mando de Elcano”, confirma.
Magallanes murió a mitad de la histórica circunnavegación, el 27 de abril de 1521, bajo una lluvia de flechas de isleños filipinos.
Tras la muerte de Magallanes, Elcano tomó el mando de las naves restantes y, después de casi tres años, completó la circunnavegación que nunca se había planeado.
El rey de España le concedió un escudo nobiliario coronado por un globo terráqueo con la inscripción latina “Primus circum dedisti me” (“Eres el primero que me circunnavegaste”).
En la iglesia gótica de San Salvador de Getaria, donde Elcano fue bautizado y su padre está enterrado, se encuentra esta inscripción en una antigua lápida en memoria del héroe nacional vasco.
“Por eso mucha gente piensa que Elcano está enterrado aquí. Pero eso no es cierto. Murió de escorbuto en 1526 en una segunda expedición a las islas de las especias”, explica el historiador Zulaika.
Naturalmente, el antiguo pueblo ballenero ha cambiado desde los tiempos de Elcano. La casa natal del navegante fue destruida por un gran incendio en 1597 y hoy una placa señala el lugar exacto donde estaba ubicada.
Sin embargo, el centro de la ciudad medieval se ha conservado en gran medida, asegura Zulaika durante un recorrido por la ciudad.
La iglesia, los cuatro callejones que conducen al puerto, los túneles de defensa que atraviesan la muralla hasta el mar, todo esto existía en la época de Elcano.
En aquellos tiempos, Getaria era uno de los puertos pesqueros más importantes del Golfo de Vizcaya y estaba bajo protección real. Y aún hoy, Getaria cuenta con una gran flota pesquera. En las pintorescas callejuelas del casco antiguo, el olor a pescado asado está por todas partes.
Las empresas de delicatessen ofrecen productos de pescado en conserva, mariscos y anchoas. El pueblo pesquero cuenta con varias pequeñas fábricas de conservas.
En la tienda Maisor, en el puerto, se puede observar a las mujeres mientras limpian y escabechan sardinas y atún a mano. Durante la degustación, por supuesto, se bebe txakoli, el vino de la región.
El vino blanco joven vasco se produce principalmente en los alrededores de Getaria. La ciudad está rodeada de viñedos de txakoli.
Cerca de 30 granjas producen aquí este vino costero ácido y afrutado. ¿Si Elcano ha bebido este vino blanco? Muy posiblemente. Los primeros registros de cultivo se remontan a mucho antes.
Se puede llegar a Getaria tomando primero un vuelo a Bilbao o San Sebastián y luego en ómnibus hasta el pueblo pesquero. Para mayor información, ingresar en www.getariaturismo.eus y www.tourismus.euskadi.eus.
