La cría de codornices es una alternativa interesante para el productor y que puede generar interesantes ganancias por el aprovechamiento de la carne, los huevos y el estiércol de estas aves. En algunos casos, hasta las plumas pueden ser útiles para la fabricación de pequeños adornos.
Los huevos de codorniz se caracterizan por su bajo contenido en colesterol y alto índice proteico, recomendable para la alimentación de niños y ancianos. Igualmente, su carne es apreciada, por su textura suave y tierna, a más de ser altamente palatable, hecho que puede aprovecharse para aumentar su explotación.
SISTEMA DE PRODUCCIÓN
Un sistema de producción recomendable es el de jaulas de baterías, lo que posibilita tener 280 a 336 codornices en un metro cúbico. Las jaulas pueden estar encimadas, en número de siete. Se coloca una tras otra, en cuatro columnas de siete jaulas cada una.
Es posible albergar de 10 a 12 animales por jaula. Mediante esta técnica, se obtienen entre 20 a 25 docenas de huevos.
Lo interesante radica en que puede utilizarse cualquier lugar de la casa, un quincho o galpón como predio para la producción. Es fundamental mantenerlos protegidos, en espacios cerrados para evitar el ataque de gatos, que son su principal amenaza.
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BEBEDEROS Y COMEDEROS
Es necesario efectuar la limpieza de las jaulas diariamente. Para el efecto, se puede contar con bandejas bajo las jaulas (como piso), que permitirá quitar el excremento o demás residuos. El piso debe tener una pequeña inclinación o pendiente, para que, una vez puesto el huevo, sea posible quitarlo sin dificultades.
En cuanto a bebederos, normalmente se utilizan los picos automáticos, similares a los empleados en la explotación de conejos. Son eficientes por su practicidad. Los comederos se ubican a un extremo de la jaula, en una bandeja que la bordea como pequeñas canaletas. Allí se coloca el balanceado para el consumo de las codornices.
CICLO REPRODUCTIVO
Normalmente, las codornices hembras a 30 días de nacidas ya son adultas y a los 45 días, ya empiezan a poner huevos. Las aves ponen huevos durante todo el año, todos los días, aunque su producción se resiente a los tres o cuatro años. Los primeros 24 a 36 meses la cantidad de huevos puestos es muy elevada.
Una vez que la producción disminuye, se efectúa un control de las hembras más productivas, a fin de utilizarla como reproductora. La hembra que fue una buena productora dará como resultado crías de excelencia. Las buenas productoras se usan hasta sus últimos días, a pesar de que no ponga huevos diariamente; esto facilita el aumento de nuevas ponedoras o machos reproductores, para continuar el proyecto. Algunas hembras longevas llegan hasta 5 años de producción.
Con relación al proceso de incubación, este dura 17 días y, en dos meses, ya están prácticamente en producción. No obstante, la incubación se realiza de acuerdo a las necesidades o pedidos que se tenga.
MACHOS
Generalmente, una parte de los machos se utilizan como reproductores y otra entra en faena. Hay que tener en cuenta que un macho sirve a tres o cuatro hembras. A los 60 días, los machos que no serán destinados a la reproducción se utilizan para el consumo.
SANIDAD
Estos animales prácticamente están aislados y no pisan excrementos, por lo que son mucho más resistentes que las gallinas a las enfermedades. Generalmente, no tienen problemas sanitarios, sin embargo, pueden recibir vitaminas y antiparasitarios en la raciones líquidas. Con el balanceado se logra una producción de 80 %, en promedio. En algunos de los casos, incluso se llega al 97 %. Debido a que las codornices son muy sensibles, existen muchos factores que regulan la puesta de huevos; ellas deben estar en un lugar tranquilo, sin falta de agua ni comida. Las condiciones de confort permiten el éxito del proyecto avícola.
(*) Criador de codornices.