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Una original exposición recibe a las personas que se concentran en el Palacio de Justicia y lo hará durante todo este mes. En la misma, se recrean impresiones de gigantografía de archivos de papeles que se mezclan con lápidas, en un pasillo con luz tenue, lo que crea un ambiente incómodo que pretende resistir los intentos del olvido, en alusión al "Archivo del Terror".La expositora Adriana González Brun, artista visual, arquitecta y docente universitaria, explicó que la muestra que sorprende a quienes comparecen al Poder Judicial se presentó por primera vez hace diez años en una Bienal de Porto Alegre Brasil (en 2001), y al año siguiente se exhibió en la Bienal de Buenos Aires, donde ganó el premio de Arte Latinoamericano de esa Bienal. En el 2004 estuvo por primera vez en nuestro país, en una performance a través del río Paraguay, y ahora es reinstalada.
"La obra hace referencia al Archivo del Terror; como se creó en el Palacio de Justicia el Museo del Archivo del Terror la idea fue intervenir el acceso de manera que toda la ciudadanía diariamente se compenetre con el archivo; queremos revivir esa memoria, revivir que es parte de nuestra identidad, que no debemos olvidar", expresó la profesional.
Agregó: "Por un lado debemos atraer a la memoria, al sentimiento y aprender un poco de nuestro pasado; no olvidar, porque es como si fuese que nadie está consciente de la dificultad que se tuvo durante los años de la dictadura. La idea es recapitular y no es una cuestión para quejarse, sino de recapacitar, mantenerlo presente".
González Brun dijo que la muestra en sí no es una documentación del "Archivo del Terror", sino que hace referencia al mismo. "Toma elementos de archivos, ya sean las gavetas o los montículos de papeles, gavetas abiertas, y forma como una especie de tubo opresor para dar esa sensación de opresión que se vivía en los tiempos de la dictadura; es un espacio relativamente oscuro, con unos foquitos mínimos de manera que uno se sienta un poco incómodo. La idea es tratar de que la gente sienta no solamente con la razón, sino que le entre un poco por los poros. Sienta ese ambiente lúgubre y muy estructurado".
Alegó que la obra se creó para hacer referencia a los muchos archivos de la represión que existen en el mundo. "Inclusive los represores no tuvieron ningún problema en dejar por escrito las torturas y los hechos de violencia", enfatizó.
La artista explicó que la elección del Palacio de Justicia para la muestra se debe a que no es ya solo una cuestión de arte sino de conciencia. "Está muy compenetrada con la realidad diaria. Es un mensaje a la ciudadanía, hablemos del tema, compartamos el tema", concluyó.
"Memorias del Archivo"
El actual ministro de Cultura y crítico de arte, Ticio Escobar, hizo una apreciación de esta muestra. "Los Archivos del Terror revelan la represión sistemática que sufrían los opositores al régimen y constituyen un registro organizado de las violaciones de los derechos humanos. Basada en estos archivos, aunque no detenida en él, se realiza una instalación que desarrolla figuras de ordenados compartimientos formados por módulos repetibles y anónimos. Estos módulos recuerdan, indudablemente, las gavetas de un archivo, pero también sugieren lápidas funerarias o nichos de un columbario".
"Más que denunciar los hechos que aparecen refutados por su misma puesta en ficha y archivo, esta obra quiere resistir en clave poética los intentos de olvidar un tiempo doloroso, cuyo recuerdo no puede ser esquivado cuando se imaginan nuevos proyectos históricos. La memoria se presenta como tarea intrincada, borroneada, difícil: como registro itinerante que debe transitar y cruzar fronteras, como depósito despierto de un material que no puede ni debe ser guardado... Enfrentando a su propia imagen, el archivo es capaz de mostrar brevemente sus lugares vacantes: la amenaza de lo que no pudo ser registrado".
"La obra hace referencia al Archivo del Terror; como se creó en el Palacio de Justicia el Museo del Archivo del Terror la idea fue intervenir el acceso de manera que toda la ciudadanía diariamente se compenetre con el archivo; queremos revivir esa memoria, revivir que es parte de nuestra identidad, que no debemos olvidar", expresó la profesional.
Agregó: "Por un lado debemos atraer a la memoria, al sentimiento y aprender un poco de nuestro pasado; no olvidar, porque es como si fuese que nadie está consciente de la dificultad que se tuvo durante los años de la dictadura. La idea es recapitular y no es una cuestión para quejarse, sino de recapacitar, mantenerlo presente".
González Brun dijo que la muestra en sí no es una documentación del "Archivo del Terror", sino que hace referencia al mismo. "Toma elementos de archivos, ya sean las gavetas o los montículos de papeles, gavetas abiertas, y forma como una especie de tubo opresor para dar esa sensación de opresión que se vivía en los tiempos de la dictadura; es un espacio relativamente oscuro, con unos foquitos mínimos de manera que uno se sienta un poco incómodo. La idea es tratar de que la gente sienta no solamente con la razón, sino que le entre un poco por los poros. Sienta ese ambiente lúgubre y muy estructurado".
Alegó que la obra se creó para hacer referencia a los muchos archivos de la represión que existen en el mundo. "Inclusive los represores no tuvieron ningún problema en dejar por escrito las torturas y los hechos de violencia", enfatizó.
La artista explicó que la elección del Palacio de Justicia para la muestra se debe a que no es ya solo una cuestión de arte sino de conciencia. "Está muy compenetrada con la realidad diaria. Es un mensaje a la ciudadanía, hablemos del tema, compartamos el tema", concluyó.
"Memorias del Archivo"
El actual ministro de Cultura y crítico de arte, Ticio Escobar, hizo una apreciación de esta muestra. "Los Archivos del Terror revelan la represión sistemática que sufrían los opositores al régimen y constituyen un registro organizado de las violaciones de los derechos humanos. Basada en estos archivos, aunque no detenida en él, se realiza una instalación que desarrolla figuras de ordenados compartimientos formados por módulos repetibles y anónimos. Estos módulos recuerdan, indudablemente, las gavetas de un archivo, pero también sugieren lápidas funerarias o nichos de un columbario".
"Más que denunciar los hechos que aparecen refutados por su misma puesta en ficha y archivo, esta obra quiere resistir en clave poética los intentos de olvidar un tiempo doloroso, cuyo recuerdo no puede ser esquivado cuando se imaginan nuevos proyectos históricos. La memoria se presenta como tarea intrincada, borroneada, difícil: como registro itinerante que debe transitar y cruzar fronteras, como depósito despierto de un material que no puede ni debe ser guardado... Enfrentando a su propia imagen, el archivo es capaz de mostrar brevemente sus lugares vacantes: la amenaza de lo que no pudo ser registrado".