El Juicio de Núremberg

El 16 de octubre de 1946, un sargento ejecutó las penas capitales dictadas por un tribunal especial de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, que juzgó a jerarcas y organizaciones de la Alemania nazi, aplicando un estatuto retroactivamente. Si se ignoraron principios jurídicos, aparte de que también los juzgadores cometieron ciertos crímenes atribuidos a los acusados, la magnitud de las atrocidades nazis exigía una sanción. A ella ya habían escapado, suicidándose, Adolf Hitler, Heinrich Himmler y Joseph Goebbels, tres de los principales responsables.

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Antecedentes

El 1 de noviembre de 1943, los ministros de asuntos exteriores Cordell Hull (EE.UU.), Anthony Eden (Gran Bretaña) y Viacheslav Molotov (URSS) declararon en Moscú que los alemanes que cometieron crímenes de guerra en un lugar cierto serían entregados al país respectivo y juzgados según sus leyes, en tanto que aquellos, cuyos crímenes de guerra afectaban a un tiempo a varios países, serían castigados por una decisión conjunta de los aliados.

Sobre el último punto, hubo desacuerdos: los norteamericanos querían crear un tribunal, los soviéticos preferían fusilamientos sin proceso y los británicos y franceses optaban por la deportación a una isla (“Plan Napoleón”). Gracias a Robert Jackson, juez del Tribunal Supremo de los EE.UU., quien sería el fiscal general del juicio, se acordó en Londres, el 26 de junio de 1945, formar un tribunal que sólo trataría los hechos de los acusados y las violaciones al Derecho Internacional señaladas en su estatuto, para evitar la réplica de que los aliados tuvieron actuaciones similares.1 El acuerdo sobre el Tribunal Militar Internacional (TMI) y su estatuto se firmaron en la capital británica el 8 de agosto y contó con la adhesión de otros 19 países, entre ellos Paraguay.2 Cuatro días después, quince prisioneros fueron aerotransportados desde el centro secreto de interrogatorios “Cubo de basura”, instalado en un hotel de Bad Mondorf (Luxemburgo), hasta Nuremberg, en cuyo gran palacio de justicia se haría el juicio porque apenas había sido afectado por los bombardeos; allí se les unieron, en la cárcel anexa al palacio, otros siete reos.3 El TMI fue integrado con cuatro jueces titulares y cuatro adjuntos de las potencias vencedoras, bajo la presidencia de Sir Geoffrey Lawrence; los dos jueces soviéticos eran militares. El acta constitutiva se firmó el 18 de octubre, día en que los presos recibieron al escrito de acusación.

Acusación

El escrito de acusación “contra Hermann Goering y otros”, que tenía 71 páginas y dos anexos, fue firmado en Berlín por un fiscal por cada potencia vencedora. Afectó a 24 jerarcas, individualmente y como miembros del Gobierno del Reich, del cuerpo de dirigentes del Partido Obrero Nacionalsocialista Alemán, de las SS (Escuadrones de Protección), del SD (Servicio de Seguridad), de la Gestapo (Policía Secreta del Estado), de las SA (Secciones de Asalto), del Estado Mayor General o del Alto Mando del Ejército. Los fiscales pidieron que también estas organizaciones sean declaradas criminales, según una facultad estatutaria del TMI fundada en leyes, como la del Ku Klux Klan, que admitían la imputabilidad de las organizaciones.

Los cargos formulados fueron: 1) Conspiración para cometer crímenes contra la paz, las costumbres de la guerra y la humanidad. 2) Crímenes contra la paz: a) preparación económica para fines bélicos, b) realización de un programa de rearme secreto, c) abandono de la Conferencia de Desarme y la Sociedad de Naciones; d) introducción del servicio militar obligatorio; e) ocupación de la zona desmilitarizada de Renania, Austria y Checoslovaquia y f) guerra de agresión contra varios países, violando 64 veces 36 tratados, como la Convención de La Haya (1899), el Tratado de Versalles (1919) y el Pacto Briand-Kellog (1928). 3) Crímenes de guerra: a) asesinatos y vejaciones en las zonas ocupadas, así como asesinatos masivos de ciertas razas y minorías y detenciones sin proceso, b) deportación de millones de personas para trabajos forzados u otros fines, c) asesinatos y malos tratos a prisioneros de guerra, d) fusilamiento de rehenes, e) robo de bienes privados, f) recaudación de multas colectivas, g) destrucción de ciudades y pueblos sin valor militar, h) reclutamiento forzado de obreros, i) obligación de jurar fidelidad a los ocupantes y j) germanización de las zonas ocupadas. 4) Crímenes contra la humanidad: a) asesinato, exterminio, esclavitud, deportación y otros tratos inhumanos contra civiles y b) persecución política, racial o religiosa.

Actuaciones

Fueron 21 los acusados –entre ellos– dos austriacos que ocuparon las dos filas de banquillos de madera, en una gran sala del segundo piso del bien custodiado palacio de justicia.4 Los intérpretes en alemán, inglés, francés y ruso estuvieron a su izquierda, en cabinas de cristal.5 Siguiendo un procedimiento que, en general, se ajustaba al anglo-norteamericano, el juicio empezó el 20 de noviembre de 1945, con la lectura del acta de acusación, y concluyó el 1 de octubre de 1946, con la lectura del fallo, al cabo de 407 sesiones públicas. Fue uno de los mayores procesos de la historia. La trascripción de las actuaciones ocupó unas 16.000 páginas. Los 27 defensores alemanes tuvieron 54 ayudantes y 67 secretarias; los fiscales, unos mil colaboradores que seleccionaron cerca de diez mil documentos, como el “protocolo de Hossbach” de la reunión secreta del 5 de noviembre de 1937, en la que Hitler reveló sus planes de agresión a los altos mandos militares, así como a los ministros de defensa y de asuntos exteriores. La defensa no tuvo acceso fácil a los documentos reunidos por la acusación. Aparte de estudiar 142 declaraciones escritas, el TMI escuchó a 33 testigos de la acusación y a 61 de la defensa. Uno de los testigos fue Rudolf Höss, comandante del campo de concentración de Auschwitz desde 1940 hasta 1943: calculó que durante ese lapso murieron allí, en las cámaras de gas, por lo menos dos millones y medio de personas y que medio millón murió de hambre y enfermedades. Ciertos testigos de la defensa y uno de los abogados pasaron a la cárcel. Una documental filmada en el gueto de Varsovia y en los campos de concentración conmovió, incluso, a algunos acusados. Dos de ellos –Wilhelm Frick, ex ministro del Interior y Protector de Bohemia y Moravia, y Rudolf Hess, ex lugarteniente de Hitler–, no declararon por desconocer la jurisdicción del TMI.6 Hans Frank, ex gobernador general de Polonia, que se había vuelto casi místico, admitió una “culpa horrible”, en tanto que Albert Speer, ex ministro de armamentos, asumió una “responsabilidad global”; los otros acusados negaron los hechos, dijeron ignorarlos o invocaron el deber de obediencia, aunque en sus palabras finales repudiaron los crímenes masivos. El fiscal soviético no probó que los alemanes hayan masacrado a 4.183 oficiales polacos, cuyos restos fueron hallados en 1943 en el bosque de Katyn.7

Fallo

El juicio costó 4.435.719 de dólares y arrojó los siguientes resultados, según el inapelable fallo de 233 páginas, dictado por el TMI tras un mes de deliberaciones:8 - Condenados a la horca: Martin Bormann (culpable en los cargos 3 y 4), Hans Frank (culpable en los cargos 3 y 4); Wilhelm Frick, (culpable en los cargos 2, 3 y 4); Hermann Goering (segundo hombre del nazismo, culpable en los cuatro cargos); Alfred Jodl (jefe del Estado Mayor del Ejército, culpable en los cuatro cargos), Ernst Kaltenbrunner (jefe de la oficina central del SD, culpable en los cargos 3 y 4), Wilhelm Keitel (jefe del Alto Mando del Ejército, culpable en los cuatro cargos), Joachim von Ribbentrop (ministro de asuntos exteriores, culpable en los cuatro cargos), Alfred Rosenberg (ministro para las zonas ocupadas del Este, culpable en los cuatro cargos); Fritz Sauckel (comisionado del trabajo, culpable en los cargos 3 y 4), Arthur Seyss-Inquart (comisario para los Países Bajos, culpable en los cargos 2, 3 y 4) y Julius Streicher (jefe nazi de Franconia, culpable en el cargo 4). - Condenados a cadena perpetua: Rudolf Hess (culpable en los cargos 1 y 2), Walter Funk (jefe del Banco Central, culpable en los cargos 2, 3 y 4) y Erich Raeder (jefe de la marina, culpable en los cargos 1, 2 y 3). - Condenados a 20 años de prisión: Baldur von Schirach (jefe de la Juventud Hitleriana, culpable en el cargo 4) y Albert Speer (culpable en los cargos 3 y 4). - Condenado a 15 años de prisión: Konstantin von Neurath (protector de Bohemia y Moravia, culpable en los cuatro cargos). - Condenado a diez años de prisión: Karl Doenitz (jefe de la marina y sucesor de Hitler, culpable en los cargos 2 y 3). - Absueltos: Hans Fritzsche (jefe de radiodifusión en el ministerio de propaganda,), Franz von Papen, (embajador en Turquía) y Hjalmar Schacht (ministro sin cartera). De entre las organizaciones, fueron exculpados el gobierno del Reich (después de 1937 no actuó como grupo u organización; se podía proceder contra cada uno de sus miembros), el Estado Mayor General, el Alto Mando del Ejército (no fueron una organización ni un grupo) y las SA (tras la “purga” de 1934 carecieron de poder). El general Iola Nikitschenko –juez soviético– objetó las absoluciones, dijo que Hess merecía la muerte porque fue el tercer hombre del nazismo y adujo que se había demostrado la criminalidad del Estado Mayor General y del Alto Mando del Ejército; antes del juicio había dicho que los gobernantes aliados ya habían condenado a los acusados, así que el tribunal sólo debía aplicar el justo castigo.

Ejecuciones

Fueron vanos los pedidos de clemencia dirigidos por los condenados –salvo Speer y Kaltenbrunner– a la Comisión de Control Aliada, al presidente norteamericano Harry Truman y al primer ministro británico Clement Attlee. Al ser rechazada su petición de que lo fusilen en vez de ahorcarlo, Goering –el reo descollante– se mató en su celda, con cianuro de potasio, en la noche del 15 de octubre de 1946. En la madrugada siguiente, los otros condenados a muerte fueron llevados de a uno al gimnasio de la prisión, con las manos atadas a la espalda. Subieron trece gradas hasta el patíbulo, donde había tres horcas negras. Se les encapuchó, tras unos segundos para sus últimas palabras. Mostraron valor, pero sólo Streicher –el de menor IQ (106)9– gritó ¡Heil, Hitler! En la víspera, Rosenberg rechazó la Biblia; Frank, Kaltenbrunner y Seyss-Inquart se confesaron y comulgaron en sus celdas. Las ejecuciones, a cargo del sargento norteamericano John Woods10 empezaron a la 01:16 con la de von Ribbentrop y cesaron a las 02:45 con la de Seyss-Inquart. Dos de los catorce testigos representaron al pueblo alemán. Un médico norteamericano y otro soviético comprobaron las muertes. Los cadáveres, incluyendo el de Goering, fueron fotografiados al pie de las horcas y llevados al ex campo de concentración de Dachau para convertirse en cenizas que se arrojaron a un afluente del río Isar. El 18 de julio de 1947, los condenados a prisión pasaron a ocupar unas celdas de 8,10 metros cuadrados de la cárcel de Spandau (Berlín), vigilada por 32 soldados norteamericanos, británicos, franceses y soviéticos, que se turnaban cada mes en las atalayas. Su jornada iba desde las 06:00 hasta las 22:00; trabajaban de lunes a sábado, como jardineros y hortelanos; eran mal afeitados día de por medio y en domingo asistían, salvo Hess, a un oficio protestante. Tenían números en vez de nombres.11 Von Neurath, Raeder y Funk fueron indultados en 1954, 1955 y 1957, respectivamente, por razones de salud. Doenitz, von Schirach y Speer cumplieron la pena íntegra. Desde 1966, Hess (Nº 7) fue el único preso de la cárcel, con capacidad para 600 reclusos; en 1987, a los 93 años, logró ahorcarse con un cable. La prisión –demolida ese mismo año– fue la única institución de los vencedores no afectada por la Guerra Fría, aparte de la Central Aliada de Seguridad Aérea.

Notas

1. No se debatirían, pues, los ataques soviéticos a Finlandia y Polonia (1939) ni el británico a Noruega (1940), las masivas deportaciones de alemanes (1945) ni los fuertes bombardeos a las ciudades alemanas (1942-1945). La invasión soviética a Polonia derivó del Pacto Molotov- Ribbentrop (1939), de modo que en Nuremberg, un cómplice juzgaría a otro. En un caso, empero, la defensa alegaría el tu quoque con éxito: el tribunal aceptó su argumento de que los vencedores hicieron la guerra submarina del mismo modo que los vencidos.

2. Paraguay fue uno de los vencedores: Higinio Morínigo le declaró la guerra al Eje el 8 de febrero de 1945.

3. Los prisioneros fueron vigilados en Bad Mondorf y en Nuremberg por el coronel norteamericano Burton Andrus, quien en su libro The Infamous of Nuremberg (1969) cuenta que solían acusarse mutuamente.

4. Robert Ley, ex jefe del Frente del Trabajo, se ahorcó en su celda antes del juicio. Una junta médica multinacional dictaminó que el productor de armas Gustav Krupp (78), enfermo en su castillo de Austria, no estaba en condiciones físicas ni mentales de ser juzgado. Martin Bormann, lugarteniente de Hitler, sería juzgado en ausencia al no presentarse ante el tribunal; su muerte, acaecida al tratar de abandonar Berlín en la noche del 1 de mayo de 1945, se confirmó en 1954.

5. En este juicio nació la traducción simultánea.

6. La psiquis de Hess hizo dudar de su imputabilidad, hasta que en el noveno día del proceso reveló que había simulado amnesia por razones tácticas; su conducta, empero, siguió siendo rara: durante las audiencias, leía novelas bávaras.

7. Tras caer la URSS, se confirmó que la matanza fue cometida en 1940 por el servicio secreto soviético (NKVD).

8. Sólo se indican los últimos cargos.

9. El de mayor IQ (143) fue Schacht, según los tests de inteligencia realizados en prisión. No hubo una correlación negativa entre los IQ y la gravedad de las penas.

10. Woods había colgado a más de 300 soldados en quince años; aceptó gustoso el encargo, hecho en agosto.

11. La rutina carcelaria fue descrita por Speer en su Diario de Spandau (1975).
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