La resiliencia

Seguro conocemos a una o más personas que han vivido experiencias muy tristes y hasta trágicas y que en vez de deprimirse, aislarse, protestar contra su suerte, contra la vida o contra Dios, encontraron la forma de salir adelante, de superarse y de convertir esa experiencia negativa en una fuente de posibilidades de superación propia y ajena.

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La resiliencia es un término utilizado hace, relativamente, poco tiempo y que se refiere a la capacidad que tiene una persona, grupo o comunidad para minimizar o sobreponerse a los efectos nocivos de la adversidad, y a partir de ella fortalecerse.

Esta facultad humana de crecer desde la adversidad es un término tomado de la física cuyo concepto es el siguiente: “si dos cuerpos chocan entre sí pueden destruirse o sufrir daño, salir despedidos en una dirección contraria a la esperada, o salir del choque con más energía de la que tenían cuando entraron”.

Se debe tener muy presente, sin embargo, que muchas personas superan dificultades muy grandes, con éxito, pero luego “caen” ante cosas muy pequeñas. Este proceso es normal en las personas. Existen también quienes, ante pequeñeces de la vida cotidiana, se sienten superados por el problema y lo viven como si fuera una tragedia.

Estas cualidades, de superar o no con éxito las situaciones adversas de la vida, tienen su base y desarrollo en la niñez y la adolescencia, y están dadas por lo que se llaman “pilares de la resiliencia”.

ELLOS SON:

*Introspección: Quiere decir mirar hacia dentro de uno. Implica comprender, conocerse, sentir.

*Independencia: Poder separase de la situación, despegarse, alejarse, cuando sea necesario.

*Interacción: Atraer, reclutar, conectarse con otros, para tener nuevas vivencias, otra visión.

*Iniciativa: Para generar, trabajar y explotar.

*Humor: Posibilidad de reír, jugar, saber tomar las situaciones adversas con humor. No se trata de burlarse del otro o de la desgracia propia o ajena.

*Creatividad: Para mirar las cosas desde otra perspectiva, para juzgar.

*Autoestima: Quererse a uno mismo, con limitaciones y grandezas.

*Moralidad: Tener valores propios que sean coherentes con las acciones y que sean positivos para uno mismo y para quienes lo rodean.

*Espiritualidad: No significa, precisamente, pertenecer a una religión sino privilegiar los valores del espíritu.

* Sentido de pertenencia: A un lugar donde se es conocido y apreciado y donde se pueda expresar los sentimientos, pensamientos, emociones.

*Sentimiento de tener algún tipo de control sobre la propia vida: Si creemos que nuestra vida depende exclusivamente de una persona y sin ella termina la nuestra, no tenemos control. Debemos tener nuestros propios valores, proyectos en qué creer y aferrarnos.

* Extraído de ¿Alguien sabe?. Eduardo Becera y otros. Funcei- adaptado

Todos los elementos lógicamente no están de forma mágica, ni automáticamente, cuando lo necesitamos. Es decir, si tenemos una situación adversa, no aparecen como por obra de magia todas las cualidades mencionadas, se supone que se fueron formando en la niñez y la adolescencia (por eso se dijo que tienen su base en estas épocas).

Los estudios realizados demuestran que la resiliencia no tiene relación con las condiciones económicas y sociales. Se la encuentra en cualquier condición y puede ser generada para uno mismo y para quienes nos rodean.

RECORDEMOS

La facultad tan humana de crecer desde la adversidad es lo que se conoce como resiliencia.

Es importante tomar conciencia de la posibilidad que tenemos de ser agentes resilientes. El apoyo, la comprensión, la paciencia y el respeto por el sentimiento del otro nos pueden convertir en agentes de resiliencia. También podemos revisar nuestros sentimientos (introspección) para fortalecernos, conocernos más y crear la base o los pilares de la resiliencia. Uno nunca sabe cuándo podrá hacernos falta.

EJERCICIOS

1-Menciona a personas o grupo de personas que luego de una situación muy dolorosa o trágica encontraron la mejor manera de superarla y salir adelante.

2- Lee nuevamente “los pilares de la resiliencia”, examínate para reconocer si tienes algunas de las características mencionadas y la posibilidad de desarrollarlas. Para ello, pide ayuda al psicólogo, orientador o al profesor de tu confianza.
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