Objetivo y funciones de un Banco Central

Durante la década de los noventa y en esta también, se ha entrado a discutir el ordenamiento monetario regional (dolarización).

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Así que, para poder conocer los efectos de estos cambios, es preciso recordar cuál es el papel que cumplen los bancos centrales de nuestros países, así será mas fácil comprender porqué aún al dolarizarse las economías, es necesario mantener estas instituciones al menos por un tiempo más.

La función primordial de un banco central es ejecutar la política monetaria que ha diseñado la autoridad monetaria. Para eso debe cumplir con los siguientes objetivos.

I. Equilibrio externo: Aparte de ser una de las razones por las cuales se crearon los bancos centrales en el mundo cuando se manejaba el patrón oro, mantener el equilibrio externo sigue siendo crítico, y más en una economía que tiende hacia la globalización. La correcta asignación de recursos productivos entre el país y el exterior es imperativa en la competencia. No importa el sistema monetario por el cual se incline el país, en forma general puede enunciarse como que se tiende a preservar la solvencia financiera externa, permitiendo al país obtener, tanto los bienes y servicios, como el crédito y capitales que requiere del resto del mundo.

II. Estabilidad del poder de compra interno: El aparato económico también depende en gran medida de las condiciones internas, por tanto, es un objetivo del banco estabilizar el poder adquisitivo de la moneda, con esto se procura, al menos desde la teoría, controlar la emisión irresponsable.

Este objetivo puede estar en contraposición al anterior en ciertas circunstancias; por ejemplo, en el caso que se estén controlando presiones inflacionarias con una balanza de pagos superavitaria, puede causarse un desequilibrio externo.

Desde el punto de vista de la economía, también es necesario mantener un nivel claro de información, y esa información la transmiten de manera eficiente los precios. Cuando hay distorsión de precios, el funcionamiento y el desarrollo de la economía no es el óptimo.

III. Máxima utilización de los factores productivos: Aparentemente fuera de sitio, este objetivo demuestra que la política monetaria no puede ni debe estar separada de la realidad productiva, ya que precisamente hacia ella caminan sus objetivos. Se trata aquí de propender por la absorción de la capacidad productiva de la economía por parte de la demanda. Es decir, que no se deben desemplear factores productivos, como la mano de obra.

Como en los casos anteriores, este objetivo también puede entrar en conflicto con los demás, bajo ciertas circunstancias; por ejemplo, en el caso de una política que pretenda aumentar la demanda y esto provoque presiones inflacionarias, o cuando por mantener el equilibrio externo se asuman políticas restrictivas y se genere desempleo por una reducción de la actividad interna.

IV. Ayudar al desarrollo de la economía: La competencia del banco central no sólo está cifrada a la política monetaria, sino que debe tener en cuenta las repercusiones en el resto de la economía. Por esta razón, el banco central debe crear condiciones y estímulos financieros que crea convenientes, para lograr una tasa óptima de crecimiento de la economía.
Ahora bien, no se debe pretender que por la sola acción del banco central se logren niveles altos de desarrollo, para esto es imperante que la institución actúe coordinadamente con otras entidades, que también tienen la responsabilidad de la plantación y manejo de la política económica en general, en especial, los entes que manejan la política fiscal del país.

La incompatibilidad de los objetivos bajo circunstancias especiales, debe ser resuelta por la autoridad monetaria, según los criterios que prevalezcan en el plan general. Es decir, que hay una dependencia de las políticas de desarrollo y del estilo del gobierno.

La dependencia del banco central a los lineamientos del gobierno es un tema de amplia discusión, con lo que se ha llegado a conclusiones de eficiencia interesantes y aplicables a la economía latinoamericana, por eso vemos que cada día que pasa, los bancos centrales son más independientes y autónomos.

Sin embargo, también es verdad que la independencia del emisor no debe confundirse con un co-gobierno ni con una anarquía. La libertad e independencia del emisor están cifradas en la tecnocracia, en la toma de decisiones basadas en estudios econométricos y en la ciencia económica, para que la institución no se vea envuelta en negociados que conllevan a emisiones irresponsables, o a la adopción de políticas amañadas a los intereses particulares de quienes ostentan el poder en ese momento.

Lo que se trata, es de mantener políticas de largo plazo, no de fomentar discordia en los círculos de gobierno.
En definitiva, luego de haber visto los objetivos de un banco central, podemos darnos cuenta que el trabajo de dirigirlo no sólo tiene que ver con política, con ciencia o con tecnología; los funcionarios de los bancos centrales también deben abrir sus mentes al sentimiento nacional y percibir las situaciones. Esto los convierte, en cierta medida, en artistas del equilibrio; y al manejo de la política monetaria, en un arte.

Profundizando:
I. Equilibrio externo
Sólo para recordar. Este objetivo también se identifica con promover las condiciones cambiarias más favorables para el desarrollo del país, manteniendo el poder de compra externo de la moneda y adaptando los tipos de cambio a las condiciones monetarias internas, a las fluctuaciones del comercio exterior y a las condiciones de liquidez internacional.

Los objetivos, que tienen relación con el manejo de la política cambiaria, pueden ser cumplidos a través de las siguientes funciones genéricas:

1. Mantenimiento de la Reserva Monetaria Internacional que se estime adecuada, en cuanto a su volumen y composición. Se sobreentiende un adecuado control de la Balanza de Pagos.

2. Determinación del sistema de cambios internacionales del país, en consulta con el Gobierno nacional. Esto es: Fijación de la tasa central de cambios, establecer si son fijas o fluctuantes, según sean más convenientes; determinar cuáles divisas extranjeras serán de relación y cuáles de intervención, acordar el número de mercados cambiarios y operaciones elegibles para cada uno (en el caso de tipos de cambio múltiples), indicar los recargos cambiarios y determinar cuáles serán operaciones autorizadas y prohibidas.

Las anteriores podemos tomarlas como funciones genéricas, relacionadas con el “Equilibrio externo”. De aquí se derivan, a su vez, las siguientes funciones específicas:

Manejo de la Reserva Monetaria Internacional, o sea, las divisas en poder del banco central.

b. Administración del Sistema de Cambios Internacionales. De acuerdo al sistema establecido: Controlar las restricciones cuantitativas a las operaciones externas, supervisar la venta de divisas y la determinación de las operaciones, montos y condiciones para negociarlas; así que se deben registrar y controlar los depósitos, previos a las importaciones o a los pagos anticipados del todo o parte de los impuestos que las graven.

c. Participar en la regulación de los movimientos de capitales desde y hacia el exterior. Aquí puede incluirse la participación del banco central en el manejo del endeudamiento externo, y en la recepción y registro de inversiones extranjeras.

d. Mantener las relaciones del país con los organismos de crédito internacionales, el FMI (Fondo Monetario Internacional), el BID (Banco Interamericano para el Desarrollo), y otros organismos monetarios y financieros.

Las políticas económicas internas son también adecuadas para corregir desequilibrios externos; por ejemplo, el manejo de la liquidez y la fijación de la tasa de interés inciden en el comportamiento del sector externo. También existe la relación inversa, ya que un superávit o déficit en la balanza de pagos, incide en la expansión o contracción de la base monetaria, afectando la liquidez.

II. Estabilidad del poder de compra interno
Esta se logra cuando la liquidez monetaria de origen interno y externo, es adecuada a la oferta de bienes y servicios a los precios vigentes, sin generar excesos o deficiencias en la demanda agregada global. Para que el banco central pueda realizar este objetivo, se requiere que exista una relación predecible entre dinero y gasto total.

Este objetivo básico, se relaciona con el manejo de las políticas monetarias y crediticias, que pueden ser cumplidas a través de las siguientes funciones genéricas:

1. Control de la liquidez monetaria: Es decir, controlar los flujos de efectivo en el mercado.

2. Promover el eficaz funcionamiento del sistema bancario y financiero, en acuerdo con la Superintendencia bancaria.

De estas funciones genéricas o básicas, relacionadas con el “Equilibrio interno”, se derivan a su vez las siguientes funciones específicas:

a. Manejar los medios de pago, utilizando diversas herramientas cuantitativas y selectivas.

b. Actuar como Banco de bancos, incluyendo la determinación y manejo de los encajes o reservas que deben mantener los bancos e instituciones financieras en el instituto emisor.

c. Intervenir en operaciones de mercado abierto: compra o venta de títulos, activos reales o divisas. O en defensa del tipo de cambio, según sea el modelo cambiario.

d. Efectuar operaciones de crédito: Descuentos y créditos directos a los sectores público y privado; préstamos, anticipos y redescuentos a las instituciones bancarias y financieras. Previa evaluación de rentabilidad y sin comprometer la solvencia de la nación, cosa que en las recientes crisis bancarias, se ha hecho de manera amañada e irresponsable.

e. Establecer límites a ciertas clases de operaciones activas o pasivas de las instituciones bancarias y financieras, como: topes de cartera, endeudamiento en el exterior, relación frente a capital y reservas, etc.

f. Fijar las tasas de interés, comisiones y márgenes de las instituciones bancarias y financieras, en sus operaciones activas y pasivas. Para garantizar la función social de la banca.

Como hemos visto, las funciones del banco central son muy definidas y precisas; sin embargo, sus efectos y sus fuentes son diversas y se clasifican en varios niveles, algunos sociales, otros empresariales, etc. Así mismo, vemos con más claridad, el por qué de la importancia de su independencia, frente a los entes del poder político. Puede decirse que en el banco central debe estar el bastión principal de la tecnocracia de la nación.

Lo anterior no puede hacernos creer que hablamos de insensibilidades; la disfunción burocrática no debe ser la característica de la burocracia y mucho menos en un banco central. Por tanto, es indispensable que se abandonen los supuestos y las inexactitudes, al momento de adelantar los estudios técnicos, y que se aporten los capitales necesarios para estos. Los gobiernos conscientes y responsables, saben que las investigaciones económicas son una fuente importantísima de información para la toma de decisiones, y para la planeación a largo plazo.
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