Para pelear hacen falta dos

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Cuando uno no quiere, dos no se pelean. Por eso, en parte uno es responsable del comportamiento de su pareja y puede influir en ella. Si no querés tener una discusión, lo mejor es tomar distancia, hasta que vuelva la calma.

"Las peleas o conflictos de pareja siempre existen y son parte de la convivencia. Es algo normal. La dificultad surge cuando no se saben manejar esos problemas, se instalan en el día a día y no como lo que son, momentos esporádicos que permitan reflexionar, negociar, ceder o asumir una decisión o rumbo", señala la Lic. Aurora Bachem, psicoterapeuta, quien añade que cuando las peleas se vuelven rutina es momento de revisar y tomar conciencia del desgaste que esto produce.

"El ser humano utiliza energía para elaborar sus necesidades básicas de supervivencia (dormir, comer, trabajar, etc.) y la que sobra es puramente sexual. Desde el punto de vista energético, cuando hay un exceso de peleas, la inversión energética dirigida a tal efecto, es un verdadero desperdicio", indica nuestra entrevistada.   

Siguiendo esta lógica, que funciona de a dos, la sexualidad del neurótico es pelearse, quemando todo el resto de energía vital. Aquella pulsión sexual que debería conectar a la pareja, se pierde en el desgaste de las peleas, distanciando al amor.

"Por otro lado, una pelea puede ser una forma de vincularse. Sí, porque en vez de emplear la indiferencia, se pelean. Pero no por eso tiene que ser la única forma de relacionarse, aunque muchas parejas neuróticas disfruten de esto e inconscientemente lo perpetúen, cultivando vientos para cosechar tempestades."

Evitar las peleaspuede enfermar  

Según expresa la Lic. Aurora, las peleas que se evitan tienden a enfermar. "Las parejas que reprimen su cólera tienen un índice de mortalidad dos veces superior en comparación con aquellas en las que al menos uno de los cónyuges se defiende, según un estudio realizado con 192 parejas a lo largo de 17 años", añade la profesional, para acotar replicando lo que el autor del estudio, Ernest Harburg, profesor emérito de la Universidad de Michigan, expresó: "Cuando las parejas se juntan, una de sus principales tareas es reconciliarse después del conflicto. El punto clave es, cuando surge el problema, ¿cómo lo resuelven? Si no lo haces, si entierras tu cólera, te amargas y resientes al otro o al agresor, y no resuelves el problema".

 

Estudios previos determinaron que suprimir la cólera incrementa las enfermedades relacionadas con el estrés, como los males cardíacos y la presión alta.   

"Además, una discusión puede ser muy beneficiosa para llegar a debates y argumentaciones interesantes si el nivel de la pareja lo habilita, si son interlocutores válidos y pueden tener una conversación articulada con puntos de vista que hagan más amplias las visiones del otro sobre ciertos temas y permitir conocer las convicciones de la pareja", añade nuestra entrevistada.

Qué hacer

"Es importante aprender a escucharse a uno mismo y saber a dónde se quiere llegar en un momento de insatisfacción con la pareja, tomando distancia del sentimiento o la humillación".

Se debe reconocer si el deseo es crear un canal de comunicación o si se está con el "humor" solo de embestir e iniciar una pelea. "Esto también dependerá del nivel de madurez de la persona, el saber poner en palabras lo que se quiere decir, el tono de voz que se utilizará así como las ironías o dobles sentidos".

Por lo mismo, lo ideal para la Lic. Bachem es buscar el objetivo de la conversación, hablar sobre lo que a uno le molesta del otro, pero no desde un punto de vista crítico hacia su persona sino hacia un camino donde solucionar el problema, llegando a un consenso, sea el deseo de los dos.

"Esto merece una convicción y desapego del rencor que causó el error de la pareja, porque si la conversación está ligada al efecto y no al objetivo de aprender algo con ese error, es probable que existan ofensas y malentendidos, pues cada uno querrá defenderse y ganar con su punto de vista, buscando tener ‘su razón’ y no ‘la razón’. Como adultos, es necesario que la comunicación sea válida y consistente".

Otro punto destacado por la Lic. Aurora se refiere a la comunicación no verbal, porque ellas también trasmiten nuestras emociones. "Es importante poner en palabras los sentimientos, teniendo especial cuidado de ser coherente entre lo que se dice y se expresa".

Pasos para una comunicación eficaz

1  Especifica lo que te gusta y lo que te desagrada de la conducta de tu pareja. Emplea ejemplos concretos.   

2 Haz peticiones, pero no exijas.   

3  Haz preguntas y sugerencias, no acusaciones.   

4 No adivines el pensamiento del otro; es mejor que se lo preguntes.   

5 Habla de su comportamiento, no de lo que es.   

6  Plantea los problemas, no los acumules.   

7 Escucha al otro cuando habla. No le interrumpas.   

8  Acepta tus fallas o tus responsabilidades. No presentes contraquejas cuando te las planteen.   

9 Ofrece soluciones. Trata de llegar a un acuerdo.   

10 Pregunta a tu pareja qué entendió, por si fuese necesario explicárselo con más claridad.   

11 Hazle ver que le entendiste, resumiendo a tu manera el contenido de sus mensaje y peticiones.   

12 Evita hacer críticas o comentarios negativos y utilizar el sarcasmo o la ironía.   

13 Pregúntale qué puedes hacer para mejorar las cosas.   

14 Exprésale tu satisfacción por las cosas que ha hecho y que te agradan.   

15 Interésate por sus actividades.   

16 Céntrate en lo actual y no saques a relucir problemas pasados.   

17 Busca un ambiente cálido y apropiado para hablar de cosas que suelen ser conflictivas, con tranquilidad e intimidad.   

18 Sorpréndelo de vez en cuando con algo agradable.   

19 No te sientas obligada a contarle todo. No le digas verdades que pueden hacerle daño sobre cosas que ya no pueden cambiarse.