Sexualidad Adolescente, ¿Cómo nos comunicamos?

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Adolescencia, adolescere en latín, significa transición, crecimiento, desarrollo, por lo tanto durante este periodo se crece y se transita por etapas del desarrollo que atraviesan lo físico, lo emocional, lo social, y lo vincular. El transicionar conlleva cambios progresivos y todo cambio mueve y dinamiza funciones en el adolescente que estaban latentes como su sexualidad, o que se están iniciando, como su desarrollo físico. Todas esas manifestaciones de cambio, inevitablemente les desacomoda, les desconcierta y confunde, ya que salen de la infancia y transitan hacia la adultez, debiendo consolidar las bases madurativas para lograr la autonomía e independencia.

Los cambios biológicos y físicos son más fáciles de predecir, sentir, ver, palpar y notar, ya que éstos se manifiestan en el cuerpo dejando rastros de los cambios, sin embargo, los cambios psicológicos y sociales se configuran con un andamiaje distinto, más difícil de interpretar. La sexualidad es un contínuo que empieza en el nacimiento atravesando y acompañando todas las etapas evolutivas. Entre los 6 y los 10 años, antes de la pubertad, la sexualidad se mantiene latente, dormida, inactiva, y es en ésta etapa que se despierta cobrando vida para evolucionar drásticamente.

Es muy importante conocer los cambios a nivel cognitivo, social, emocional, sexual y físico que atraviesan los adolescentes para comprenderlos y establecer vínculos saludables. Iniciar en la adolescencia el diálogo sobre la sexualidad si no se inició antes, puede resultar incómodo y difícil, tanto para los padres como para los adolescentes. Una buena manera de iniciar conversaciones en base a su salud sexual y reproductiva puede ser transformando situaciones cotidianas en ventanas de oportunidad.

Si están viendo una película con un alto contenido erótico en vez de cambiar de canal o retirarse de la situación, pueden validar preguntando, ¿Qué mensaje transmite esta escena? ¿Qué harías en esa situación? ¿Alguna vez te pasó algo así?. Es óptimo convertir estas experiencias en momentos didácticos y oportunos. Al iniciar diálogos de interacción, no sólo se promueve confianza y disponibilidad emocional, sino que se permite desarrollar opiniones, se promueve el pensamiento crítico y se demuestra que se respeta lo que está aprendiendo, mejorando el vínculo y autoestima. Una vez que el diálogo esté instalado, y el adolescente madure emocionalmente, surgirán oportunidades diversas para ir ampliando la comunicación y estableciendo la confianza sobre el tópico.

Es fundamental establecer un ida y vuelta con los hijos/as, ya que al enseñar, solo damos información pero no sabemos qué es lo que interpretan o comprenden, por ello debe ser una comunicación entre ambos, no un discurso parental. Es importante dar lugar a las opiniones y pensamientos autónomos para generar decisiones saludables, además de la necesidad de ir deconstruyendo los mitos, tabúes y falsas creencias incorporadas por los estímulos externos (pares, propagandas, películas, redes, internet, etc). No se puede construir una sexualidad saludable por encima de conocimientos distorsionados, primero se requiere una limpieza cognitiva, del pensamiento, para que la edificación de juicios y valores sea válida y constructiva.

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Popularmente se cree que al hablar de sexualidad se promueve la misma, se potencia el “sexo” y se instala en el cuerpo como una especie de hambre sexual, por lo que se evita o se niega el diálogo sexual esperando a que “llegue el momento adecuado”. La educación sexual temprana posterga el inicio de las relaciones sexuales precoces evitando la desinformación que se da entre los pares y los medios de comunicación y ofreciendo conocimientos válidos, desarrollando habilidades sexoafectivas, promoviendo toma de decisiones efectivas y posibilitando autonomía y responsabilidad. La sexualidad en la adolescencia incluye la atracción, el enamoramiento, el amor, la erótica, la belleza como condicionamiento de éxito, la imagen corporal, la identidad sexual, la orientación sexual, la toma de decisiones, la pareja, el placer, la masturbación, la manera particular que cada uno vivencia su propia sexualidad. Es muy necesario ir incorporando éstos conceptos a la sexualidad para no reducirla a la genitalidad y a la intención reproductiva únicamente, ya que la educación sexual que reciben los adolescentes en las instituciones, es desde el punto de vista biológico dejando de lado las emociones, las sensaciones, los placeres, y el goce sexual.

Es importante destacar que las expectativas que tienen los adolescentes referentes a la normativa sociocultural pueden causar frustraciones e incertidumbres con respecto al crecimiento de sus cuerpos, a sus cambios, sus biorritmos, ya que la normalidad que aprenden no está directamente ligada a la naturalidad. Todos los adolescentes llegarán a madurar logrando cuerpos preparados para el placer y las relaciones personales, sin embargo, los tiempos son diversos y se beneficiarán esperando con certezas, no con incertidumbres. Todas las sexualidades son naturales, no hay mejores ni peores sexualidades y debemos promover el mensaje que un buen cuerpo estético, no garantiza una buena sexualidad ni relaciones eróticas placenteras, mas bien, una mente sana, flexible, madura e informada. Para lograr la emocionalidad sexual debemos promover la comunicación, la palabra, la confianza y la disponibilidad afectiva. El cuerpo crece naturalmente.