Los protagonistas masculinos acaparan los libros infantiles

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Redacción Ciencia, 15 dic (EFE).- Aunque desde principios de siglo las protagonistas femeninas están cada vez más presentes en los libros infantiles, son los masculinos los que llevan sesenta años ocupando la primacía, señala un estudio que publica este miércoles Plos One.

Un análisis de libros infantiles publicado en Estados Unidos y mayoritariamente en inglés indica que los protagonistas masculinos están sobrerrepresentados, aunque la proporción varía según el público objetivo, el género del autor y la naturaleza humana o no humana del protagonista.

El equipo quiso investigar si el sesgo de género persiste en la literatura infantil, para lo que realizó un análisis estadístico de la frecuencia de los protagonistas masculinos frente a los femeninos en 3.280 libros, dirigidos a lectores de 0 a 16 años y publicados entre 1960 y 2020.

Para permitir la comparación directa de los índices de aparición de personajes centrales masculinos frente a los femeninos, se fijaron en los libros que presentaban un único protagonista central e incluyeron obras en las que el género del autor era identificable.

El análisis indicó que, desde 1960, la proporción de protagonistas femeninas ha aumentado y sigue en alza, pero los libros publicados desde 2000 continúan presentando un "número desproporcionado" de protagonistas masculinos.

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Los investigadores también vieron que el sesgo de género es mayor en la ficción con personajes no humanos que en la que tiene como protagonistas a personas.

Otro dato que destaca el estudio es que los libros de autores masculinos mostraron un descenso en el sesgo desde 1960, pero solo en los escritos para el público más joven.

Los libros de autoras también disminuyeron en sesgo a lo largo del tiempo, en última instancia con más protagonistas femeninas que masculinos en los libros para niños mayores y en aquellos con personajes humanos.

Estos resultados podrían ayudar a orientar los esfuerzos hacia una representación de género más equitativa, lo que podría repercutir en el desarrollo infantil y en las actitudes de la sociedad, consideran los investigadores.