Félix de Azara, en su manuscrito, rescató dos nombres en guaraní para este psitácido. El primero Caayrary que, el indio don Ignacio Ybotiti de San Estanislao, a quien nuestro naturalista calificó como “muy racional y montés”, le aseguró que era su verdadero nombre; y, el segundo, para otros, es Tuyrary. En sus Apuntamientos no mencionó nada al respecto.
Bertoni (Vocabulario) recogió también dos nombres en guaraní para esta ave: Tũĩ ihvaimbé, que -dice- proviene de Ihvaimbé (Guembé), planta del género Philodendron, cuyo cogollo este tu’i apetece; y, Tũĩ mbaitá, porque recuerda al Mbaitá (Pionus maximiliani) en la fisonomía. Gatti, en su Enciclopedia, señala los mismos, pero con la siguiente grafía: tu’i güembé y tu’i mbaitá.
Azara, al tiempo de redactar su manuscrito, tuvo a la vista dos individuos de esta especie, uno macho y el otro hembra; afirmó que este lorito:
“solo se halla hacia los pueblos de San Estanislao, San Joaquín y Curuguaty, y no se dejan ver en lo restante de esta provincia. Es ave de pasa porque en el invierno quedan pocos en dichos parajes y en verano abundan en grandes bandadas”. En sus Apuntamientos agregó:
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“No creo que pase de los 25 grados; pero no escasea más al norte, donde he visto algunas bandadas. También he visto algunos domésticos”.
Nomenclatura. Sonnini dice que la especie con la que el Maracaná cabeza roja de Azara tiene mayor semejanza es con el Perriche à bandeau noir (Pyrrhura frontalis), de su edición de las Obras de Buffon; aclara, sin embrago, que advirtió algunas diferencias en las descripciones que le hacen dudar de la exactitud de tal comparación.
Esta ave es la Pionopsitta pileata clasificada por el naturalista italiano Giovanni Antonio Scopoli con el nombre de Der grüner paperl, mit einem rothen Hud und Stirn (El loro verde, con cara y capucha rojos) o Psittacus pileata (1769, Annus, 1, Hist. Nat., especie 32, p. 32).
La palabra latina pileata, que identifica a esta especie, hace referencia al pileus o el sombrero de los hombres libres; el que en la antigua Roma llevaban dichos hombres, y era el mismo que ponían a los esclavos cuando les daban la libertad.
Costumbres. Azara anotó en su manuscrito que el indio Ignacio Ybotiti le refirió que los de esta especie se domestican mucho, no hablan, se mantienen con maíz, y son medio tontos; en sus Apuntamientos señaló las que pudo observar en algunos individuos domesticados, y dice:
“me parecieron sumamente estúpidos y apáticos: apenas se movían de un lugar, y si lo hacían era con más torpeza que todos. No hablan, rara vez chillan, y no se les advierte alegría por nada”.
Nido. Azara apuntó en su manuscrito:
“el indio don Ignacio Ybotiti de San Estanislao, muy racional y montés, me aseguró (…) que cría en los agujeros de los árboles huecos, que pone hasta doce huevos”.
Caracteres. Los siguientes son los que Azara suprimió en la descripción del Tu’i guembe de sus Apuntamientos en el cual, a diferencia de lo que hizo en su manuscrito, describe en primer lugar al macho:
Pierna: vestida hasta la coyuntura;
Tarso: desnudo, con escamas granujientas azul oscuro, con divisiones o intermedios blanquitos. Tiene cuatro dedos, dos anteriores y dos posteriores; los exteriores de delante y detrás son los más largos. La uña es algo corva y del color del dedo;
Ala: estando en reposo se cruzan mucho sus plumas sobre la cola, y solo le falta seis líneas para igualar con la cola;
Pico (hembra): de color de cuerno blanco, la mitad superior tiene una mancha oscura que a manera de albarda lo cubre desde la nariz hasta lo que llega la mitad inferior, y es achaflanado; una membrana oscura cubre su base a manera de anteojeras, en las cuales están las narices, que son redondas. Desde la base del pico nace una membrana que se dirige al ojo y comunica con el párpado oscuro y pelado. En la base de la pieza superior hay plumitas que tiran algo a rojo y son verdes: de este mismo color es todo lo superior del cuerpo y la inferior, pero aquí es verdegay.
El pico del macho, según se lee en sus Apuntamientos, es obscuro, con la punta blanquizca.
Sobre el macho, destacó Azara en su manuscrito:
“no se distingue de la hembra en el tamaño y figura, solo los colores son más vivos. Los ojos algo mayores y más fogosos, pero tiene las marcas siguientes inequivocables. De los ángulos de la boca horizontalmente, por debajo del ojo, una mancha color de escarlata hasta el cogote, que ocupa todo lo superior de la cabeza, y donde termina esta mancha, o más bien las plumas que cubren el oído, forma una manchita de color de canela. También la base de la mitad inferior tiene pocas plumitas con viso color de canela. Las plumas del cuerpo en macho y hembra son de barba suelta”.
