Sobre esos nombres señaló Félix de Azara que:
“El nombre guaraní es Paracau pero hoy prevalece el de lorito, que yo le conservo, porque aunque común con otras especies también lo es el de Paracau”; y, en sus Apuntamientos, agregó:
“Los guaraníes le llaman paracáu queréu. Ya dije que lo primero es nombre de la familia; y le dan el apellido porque les parece que su canto dice queréu o créu. Los españoles le llaman loro y lorito, porque su voz les suena loro; pero como canta lo mismo la especie siguiente, este nombre es equívoco; por cuyo motivo le doy el que le caracteriza [Lorito de cabeza amarilla]”.
Actualmente el nombre de Parakáu keréu se aplica exclusivamente al Amazona vinacea, en tanto que a la especie que nos ocupa se la conoce solo como Parakáu; Bertoni le dio a esta también aquel nombre, con la siguiente explicación:
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
“De paso observo que este loro [el Amazona vinacea] caracteriza al Alto Paraná, donde no existe la otra especie [el Amazona aestiva], sino en Monday, a 40 o 50 leguas de la costa. Esta última, la Amazona aestiva (Linnaeus), abunda en el centro, suroeste y río Paraguay. Se llama también Parakáu keréu, Paraguá (nombre genérico), Ajurú (nombre genérico), y Ajurú kuaray (Ajurú de día, de sol, en contraposición a araí, nublado [asignado al Amazona vinacea]). El hecho de bautizar con uno de sus nombres a nuestro río, sugiere la idea de que, los antiguos guaraníes, conocían perfectamente la distribución geográfica de las dos especies en el Paraguay. Si tomamos el nombre Paraguá en sentido lato, llegamos al mismo resultado, porque sabemos que la familia está incomparablemente mejor representada en el río Paraguay, que en el Alto Paraná”.
Bertoni indicó, además, para este psitácido los nombres Sakuajú o Sakuayú, Lorito sacuá'yú, y Parauatá, como es conocido por los guaraníes del río Verde; y aclaró, sobre el significado de los anteriores, que Paraguá es corona o guirnalda; Ayurú cuello negro, por ser de este color los ribetes de las plumas de su cuello; y, Ayurú kuaray o Ayurú de día, o de sol, el que vendría a ser el Ayurú-curau alterado por Marcgrave. Gatti (Enciclopedia) rescató los de Paracáu, Paracáu-keréu, Ayurú cuarajĩ, Ayurú-araí, Ayurú keréu, y Ayurú eté.

Nuestro naturalista destacó que el Parakáu:
“es el que con más frecuencia crían en las casas, porque come de todo, no es delicado, conoce al dueño y le agasaja, le llama y busca; pero si ve que hace fiestas a otro loro, persona, perro o gato, se manifiesta muy celoso. Suele ser arisco y morder a los que no conoce, gusta de oír hablar, y habla cuanto le enseñan con bastante claridad”; lo que fue ratificado por el padre José Sánchez Labrador, en estos términos:
“Los paracaus machos en todas las especies son mayores que las hembras, pero en esta primera es más perceptible la diferencia. Las hembras, cuanto tienen menos cuerpo, tanto más muestran de viveza y de habilidad para aprender a hablar. Por esta causa son las aves de esta especie las más estimadas. He visto y tenido tal cual se pudiera presentar a un príncipe. Uno de estos pájaros enseñado, por la mañana al volver de celebrar el jesuita que le tenía, le saludaba por su nombre con estas palabras: Mi padre N. Santos días dé Dios a Vuesa Paternidad. Después, haciendo mil monerías alegres revoloteando en el palito en que estaba decía, llamando a un H. jesuita despensero: Mi padre N. traiga de almorzar al lorito que tiene hambre. Por la tarde, antes de anochecer, daba al padre las buenas noches y pedía de cenar al hermano. Le habían también enseñado a tocar algunas marchas, que encantaban en su pico, y cuando se le preguntaba: Lorito ¿quién es tu amo? respondía: el padre N. de la Compañía de Jesús. Omito otros ejemplos de estas aves por no fastidiar y por ser cosa muy común en el Paraguay”.
Este carácter tan particular del Parakáu lo condenó al mascotismo, que es la tenencia de especies de animales silvestres en cautiverio; práctica que esperemos sea en breve desterrada por el sufrimiento -cuando no la muerte- que produce a un sinnúmero de especies. Azara mencionó una de las tantas alteraciones que suelen padecer estas aves para resultar más exóticas o novedosas a sus potenciales compradores. Consignó nuestro naturalista:
“Los bárbaros de las partes más septentrionales del Paraguay traen a veces algunos loros de esta especie enteramente amarillos, menos lo azul de la cabeza y los rojos de la especie. Pero la mayor parte o casi todos conservan las tintas naturales, menos en la espalda, escapulario y cobijas, que son amarillos. Dichos bárbaros dicen que los compran de otros más septentrionales, quienes arrancando las plumas de la parte que quieren, frotan la carne con el color rojo del urucú, y con esto nacen nuevas plumas amarillas. Pero lo cierto es que se ignora el artificio, y que estos loros son más silenciosos, tristes, y tan delicados, que necesitan más cuidado para que vivan. Por lo común se conocen en que no todas las plumas toman color amarillo, quedando algunas interpoladas del color natural. He visto algunos con las plumas algo torcidas a un lado u otro; y todo esto sirve para distinguirlos de los loros naturales. / Buffon a los alterados llama tapirés, y se equivoca creyendo que los bárbaros cambian los colores verde y amarillo en naranjado o color de rosa encendido. No he visto que los bárbaros alteren a otra especie; pero es creíble que con el mismo artificio disfrazarían a las demás”.
Azara describió al macho y a la hembra de la especie, a los que había cazado juntos; y anotó que el Parakáu era muy común y numeroso.
Nomenclatura
Sonnini afirmó que el Lorito de cabeza amarilla de Azara era el Amazone à tête jaune (Amazona ochrocephala) de Buffon.
Del mismo parecer fue Azara, pero su Lorito de cabeza amarilla es el Amazona aestiva de la subespecie xanthopteryx, clasificada en 1896 por Berlepsch con la denominación de Chrysotis aestiva xanthopteryx en su Beschreibung einer neuen Chrysotis (in Ornithologische Monatsberichte, 4, p. 173).
El epíteto que identifica a esta subespecie corresponde a la palabra griega xanthopteryx /alas amarillas pues las plumas de su hombro, así como las de su cara, están más teñidas de amarillo que en la especie tipo.
Costumbres y nido
Sobre las costumbres y el nido del Parakáu comentó Azara en el manuscrito:
“Van a pares en tiempo de cría, y después en bandadas grandes. Es el más común en esta Provincia. Aprenden a hablar y suelen criar bastante en las casas. Hacen daño a las naranjas y maizales. Crían tres hijos en los agujeros de los troncos gastados, según relación del indio Ignacio, otros dicen que solo cría dos, y así lo creo yo, atendiendo a que son más los que esto dicen”; y, complementó en sus Apuntamientos:
“vive en sociedades grandes, que nunca se disuelven enteramente, y cantan sin cesar; pero cuando llegan a comer naranjas, lo hacen con silencio, para que no les inquieten. Este y el que sigue [su Lorito de garganta roja (Amazona vinacea)] son los únicos que hacen destrozos en los naranjales, porque las demás especies desprecian tal fruta en la libertad, aunque la comen en la esclavitud. Cría en agujeros de tronco de 2 a 4 pollos, sacados de huevos blancos. Extiende su domicilio por donde hay bosques hasta cerca del Río de la Plata”.
Caracteres
Describió Azara a su Lorito y a su Lorito de cabeza amarilla en iguales términos, por lo que no vale la pena ocuparse de ellos.
