La investigación ha sido realizada por personal científico de la Universidad de Granada, la Universidad Miguel Hernández, la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y la Universidad de Comahue (Argentina), entre otros.
Según informa la EBD-CSIC en un comunicado, para analizar la relación entre la trashumancia y las poblaciones de grandes aves carroñeras, se siguió a 50 buitres leonados en España y 18 cóndores andinos en Argentina, a los que equiparon con dispositivos GPS.
El objetivo era conocer y comparar cómo estas dos especies responden a la llegada de los rebaños trashumantes a los pastos de verano de lugares muy dispares en cuanto a la persistencia de la trashumancia en la actualidad, los Pirineos y los Andes.
Los resultados revelan que ambas especies "siguen" a los rebaños hasta los pastos de verano, pero esa atracción es mucho más fuerte en el caso de los cóndores andinos: "Esta diferencia es debido a que en los Pirineos la trashumancia casi ha desaparecido y apenas resulta atractiva para los buitres leonados; por el contrario, en Argentina los rebaños trashumantes siguen siendo numerosos y suponen una fuente de recursos importantes para los cóndores", explica el investigador Eneko Arrondo, primer autor del estudio.
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Este estudio constata, por tanto, que la relación entre la trashumancia y las comunidades de buitres tiene profundas consecuencias ecológicas.
Durante siglos, estas especies han aprovechado las concentraciones de ganado en los pastos veraniegos como fuentes de carroña abundante y predecibles, las cuales han marcado sus movimientos y el uso que hacían del espacio.
Ahora que esta práctica está en declive, especialmente en España, se ha reducido la disponibilidad de alimento para los buitres, por lo que las comunidades de estas aves no sentirían suficiente atracción por los escasos rebaños trashumantes que subsisten para motivar sus desplazamientos, lo que podría estar originando un cambio de paradigma alimenticio para el buitre, que pasaría de depender de la ganadería extensiva, como lo es la trashumancia, a la ganadería intensiva.
Teniendo en cuenta el actual proceso de modernización ganadera, el equipo concluye que estos resultados deberían ser tenidos en cuenta por las administraciones encargadas de la gestión ambiental para evitar posibles efectos indeseados sobre las poblaciones de buitres, pero también sobre otras especies que dependen de estas prácticas ganaderas tradicionales.
"El abandono de la trashumancia genera un proceso de reconversión paisajística que podría afectar, no solo a los buitres, sino a una comunidad ecológica mucho más amplia con impactos a escala de paisaje y ecosistemas", concluye José Antonio Donázar, profesor de investigación de la EBD-CSIC.
