La “panza cervecera” representaría un peligro real para la salud del corazón, según estudio

Concepto de panza cervecera.
Concepto de panza cervecera.Shutterstock

Un reciente estudio revela que la conocida “barriga cervecera” es un indicador de riesgo cardiovascular, mostrando que la grasa abdominal exacerba alteraciones cardíacas peligrosas, mucho más allá de lo que el IMC tradicional puede prever.

La llamada “barriga cervecera”, asociada en el imaginario popular a estabilidad y felicidad —suele aparecer en hombres a partir de los 35-40 años, cuando con frecuencia ya viven en pareja, tienen hijos y una vida aparentemente encarrilada—, es en realidad un motivo de preocupación médica más que de celebración.

Un estudio reciente, presentado en el último congreso de la Radiological Society of North America (RSNA), ha vinculado la acumulación de grasa abdominal con modificaciones “peligrosas” en la estructura del corazón que no se explican solo por un Índice de Masa Corporal (IMC) elevado y que incrementan el riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares, informó El País, de España.

Qué analizó el estudio y a quién afecta

Los investigadores evaluaron imágenes de resonancia magnética cardiovascular de más de 2.200 adultos de entre 46 y 78 años sin enfermedad cardiovascular conocida. El objetivo fue observar cómo la distribución de la grasa corporal, y en particular la abdominal, se relaciona con la estructura cardíaca.

El hallazgo central fue que las personas con un índice cintura-cadera elevado mostraban en las resonancias signos de hipertrofia concéntrica: una remodelación del corazón en la que el músculo cardíaco se engrosa sin que el tamaño total del órgano aumente. El resultado es que bombea menos sangre de la que el cuerpo necesita.

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“Que la obesidad abdominal es mucho más específica que la obesidad en general para predecir la enfermedad cardiovascular es algo que ya sabemos desde hace tiempo. Lo que aporta este estudio liderado por radiólogos es que, gracias a la resonancia magnética, puede demostrar cambios sutiles a nivel de hipertrofia en el corazón antes incluso de que se haya manifestado la enfermedad cardiovascular”, explica Ignacio Fernández Lozano, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

Según los resultados, la relación entre grasa abdominal y cambios estructurales en el corazón se aprecia con mayor claridad en los hombres que en las mujeres.

Diferencias entre hombres y mujeres en la acumulación de grasa

Jennifer Erley, radióloga del Centro Médico Universitario de Hamburgo-Eppendorf (Alemania) y autora principal del estudio, señala que esta diferencia se explicaría porque los hombres tienden a presentar obesidad abdominal a una edad más temprana debido a los efectos protectores del estrógeno en las mujeres antes de la menopausia.

“Por lo tanto, los hombres están expuestos a la grasa visceral proinflamatoria durante más tiempo que las mujeres, lo que podría ser una explicación de los hallazgos del estudio”, añade.

Manuel Landecho, especialista en Medicina Interna de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), centrado en riesgo cardiovascular, obesidad y promoción de la salud, detalla cómo varía la localización de la grasa según el sexo y la edad: “Los hombres y las mujeres premenopáusicas acumulamos grasa en sitios diferentes. Ellas, típicamente, en las caderas, y nosotros en el abdomen”.

Esta distribución no es un detalle menor. Según Landecho, ayuda a entender por qué los hombres presentan más riesgos de salud cardiovascular: “No es lo mismo que la grasa libere sus mediadores desde la cintura pélvica hacia la circulación general y que, de alguna manera, se diluya dentro del torrente circulatorio; que el hecho de que la grasa abdominal lo haga desde el compartimento visceral con mayor efecto proinflamatorio sobre el hígado, riñones, páncreas… Por ahí tiene una repercusión mucho más importante sobre la salud, fundamentalmente cardiovascular, pero también sobre el cáncer”.

El IMC, una herramienta insuficiente para medir el riesgo

El estudio presentado en el congreso de la sociedad americana de radiología aporta otro dato relevante al comparar diferentes formas de medir la obesidad.

Cuando se tuvo en cuenta el IMC de los más de 2.000 participantes, el 69% de los hombres y el 56% de las mujeres presentaron sobrepeso u obesidad. Sin embargo, usando el Índice Cintura-Cadera (ICC), ese porcentaje se elevó hasta el 91% en los hombres y el 64% en las mujeres.

El IMC, que se calcula a partir del peso y la altura, continúa siendo muy utilizado para determinar si existe sobrepeso u obesidad. Un IMC entre 25 y 29,9 se asocia con sobrepeso, mientras que un IMC por encima de 30 se considera obesidad.

Para Jennifer Erley, esta herramienta tiene limitaciones importantes: no considera las diferencias en la distribución de la grasa y clasifica erróneamente como “obesas” a personas altas y muy musculosas.

“Sin embargo, las personas que acumulan grasa visceral y que al mismo tiempo experimentan pérdida de masa muscular debido a la falta de ejercicio serán clasificadas como de ‘peso normal’ usando el IMC durante mucho tiempo, probablemente demasiado”, advierte.

En la misma línea, un estudio reciente publicado en The Lancet concluyó que la relación cintura-altura supera al IMC en la predicción del riesgo de enfermedad cardíaca, algo especialmente relevante en personas con un IMC menor de 30 pero con un perímetro de cintura elevado, que pueden infravalorar el riesgo real de sufrir enfermedades cardiovasculares.

Relación cintura-altura: un indicador sencillo y más fiable

Frente a estas limitaciones, la relación cintura-altura emerge como un indicador más preciso y accesible. “Tampoco hay que demonizar al IMC, porque puede ser útil, pero lo cierto es que la relación cintura-altura es mucho más confiable y una forma sencilla y eficaz de detectar el riesgo de enfermedad cardiovascular de forma temprana, incluso cuando el IMC y otros parámetros como el colesterol y la presión arterial de los pacientes parecen normales”, argumenta Manuel Landecho.

Calcularla es simple y puede hacerse en casa. Según el especialista, para una persona que mide 1,80 metros, la cintura no debería superar los 90 centímetros.

Por encima de una relación de 0,5, ya sería conveniente consultar al médico para detectar posibles riesgos de forma precoz y establecer medidas preventivas, como la práctica regular de ejercicio físico o mejoras en la dieta.

Más allá de la cerveza: qué hay detrás de la grasa abdominal

Aunque el término “barriga cervecera” apunta a una única causa, la realidad es más amplia. La grasa abdominal no se debe solo al consumo de cerveza, sino también a la ingesta de cualquier tipo de bebida alcohólica y de alimentos muy calóricos, como las gaseosas azucaradas y la comida basura.

Los datos presentados por radiólogos y cardiólogos en el marco del congreso de la RSNA apuntan en la misma dirección: la acumulación de grasa en el abdomen, lejos de ser un simple rasgo estético o un signo de vida acomodada, se asocia con cambios estructurales en el corazón y con un aumento del riesgo cardiovascular, especialmente en los hombres y en quienes mantienen durante años una elevada cantidad de grasa visceral.

Fuente: El País