Automovilistas desaprensivos, desatentos, cómodos o prepotentes, utilizan la vereda como estacionamiento e impiden el paso a los peatones: personas con discapacidad, ancianos y madres con carritos.
De nada sirven las leyes si solo se sancionan y no se aplican.
“La pasividad de la ciudadanía ayuda a la inaplicabilidad”.
Las transgresiones a lo largo y ancho de la ciudad, si no tienen la venia municipal, por lo menos cuentan con su omisión e inoperancia.
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Roberto Urbieta
