Soy un jugador joven, con suerte con varios años ya de profesional, pero tengo que pulir detalles individuales. Estoy muy contento, me siento adaptado. Ahora toca seguir trabajando y encajar en la dinámica de equipo”, comentó.
Destacó la “cálida” acogida que ha tenido en sus primeros días en Santiago de Compostela, la capital de Galicia, y apuntó que en el club se ha encontrado “una estructura muy profesional y sólida, sin grietas”.
“Llevo 22 días en la ciudad y en ningún momento me sentí extranjero. La sensación de estar cómodo y ser bienvenido influye directamente en el trabajo diario. Es un privilegio estar en el Obra y formar parte de esta gran familia”, subrayó.
El argentino, que firma un contrato para las próximas cuatro temporadas, entiende que su “principal diferencia” respecto a sus compañeros de puesto -Albert Oliver y Braydon Hobbs- en el Obradoiro está “en el vértigo físico”.
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