"Lanzar insultos en medio de niños en las gradas. Buen trabajo, Boston. Muy elegante", aseguró el jugador de los Golden State Warriors al criticar la actitud del público en una rueda de prensa de la víspera, al comentar la forma en la que muchos aficionados increparon en el tercer partido a Green.
Klay destacó que esos insultos no afectan de ninguna forma a los Warriors, pero sí condenó ese comportamiento, así como lo hizo la esposa de Draymond Green, también muy fastidiada por los insultos recibidos por su marido.
Ante los evidentes y ruidosos insultos escuchados en el tercer encuentro de la serie, la megafonía del Garden pidió este viernes a la afición local mantener un comportamiento respetuoso, amenazando con sanciones a quiénes no cumplieran con las reglas.
Sin embargo, cuando los Warriors saltaron a la pista del Garden a calentar, empezaron a escucharse los primeros insultos a Green, seguidos por sonoras pitadas a Klay Thompson, mucho más intensas que las dedicadas a otros integrantes de los rivales.
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También durante el partido, los aficionados locales increparon a Green y abuchearon a Thompson, aunque en su caso no hubo cánticos con insultos.
En ese contexto, las pantallas gigantes del Garden volvieron a avisar a la afición de que se prohíbe "usar lenguaje y gestos ofensivos" y que las consecuencias incluyen "expulsión del estadio, prohibición de acceder a recintos deportivos o arresto".
Draymond Green, el enemigo número uno de los Celtics, destacó al acabar el tercer partido que recibir ese tipo de trato le motiva.
"Me gusta que se me pite. (...) Es algo que me gusta, pierden muchas energías hablando de mí, es bueno. Estoy ansioso por el viernes", aseguraba.
Destacó el comportamiento del dominicano Al Horford, alero de los Celtics, que motivó con vistosos gestos a su público para que aumentara el volumen de los cánticos a favor de los verdes.
