El fútbol paraguayo vivió un episodio escandaloso antes de la reanudación de la temporada. Los 55 casos de coronavirus anunciados el viernes por la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF) paralizaron el reinicio del torneo Apertura y activaron el protocolo sanitario. Posteriormente, entre estudios realizados en laboratorios privados y el Laboratorio Central del Ministerio de Salud, los tres clubes y el grupo de Árbitros afectados descartaron tener la enfermedad con el resultado de 52 negativos (solo tres dieron finalmente positivo).
Los falsos positivos durante el análisis en el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de Asunción (IICS) obligaron a la APF a emigrar a una entidad privada con el fin de recuperar la credibilidad sobre los estudios luego de lo que consideran un error en el traslado o procesamiento de las muestras en el IICS. En consecuencia, 12 de Octubre no entrenó durante tres días y pidió la postergación del partido contra Sol de América, que fue reprogramado por la Divisional Profesional para el 5 de agosto.
Este miércoles, el plantel de jugadores emitió un comunicado y solicitó a la APF “postergar como mínimo hasta el 31 de julio la realización de los test de covid-19 debido a que varios de los miembros del plantel sintieron molestias nasofaríngeas durante la primera activación de hoy (lunes)”. Además, los futbolistas piden “a todas las autoridades correspondientes (APF y Ministerio de Salud) una explicación sobre lo ocurrido con la toma de muestras ya que los falsos resultados tuvieron consecuencias emotivas y económicas tanto para nosotros como para nuestros familiares”
Por otra parte, la plantilla solicitó “de manera oficial tanto al club 12 de Octubre, a la APF, como a las autoridades de la Salud, los resultados de los test realizados hasta la fecha, de manera a que cada uno de nosotros puede tener un aval oficial de cara la competencia oficial”. Debido a los problemas con el IICS, el ente rector del fútbol paraguayo decidió emigrar a un laboratorio privado, el San Roque, perteneciente a Miguel Figueredo, presidente de Sol de América. “Adelanto, para que no empiecen con la historia del negociado, es pérdida porque hemos donado todas las pruebas”, contó el directivo.
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