El primero que le ofreció un largo consuelo fue Alaba, aunque tanto sus compañeros del PSG como varios rivales del conjunto bávaro también tuvieron muestras de consuelo para el brasileño.
Una de las fotos pospartido: Neymar llorando en el banquillo, sentado junto a un frío Mbappé, que perdía hacia ninguna parte su mirada, consciente de que este domingo estuvo demasiado lejos de lo que se espera de él.