De la gradería de Tembetary a un sótano en Alemania

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En esta entrevista con Haedo, recorrimos la vida que inició en Alemania después de volar del humilde Tembetary a las Inferiores del Werder Bremen. “En el tiempo en el que yo jugaba había empresarios que te decían ‘yo te voy a llevar’ y perdían credibilidad. El día que yo tuve claro de que iba a viajar fue cuando tenía los tiques de vuelo en la mano. Para mí fue como ganar la lotería. Era un sueño hecho realidad por más que haya sido ir a hacer prueba. Era el gran salto de llegar a jugar a Europa. El paso gigantesco que un niño del interior soñó. A todos le cuesta dejar su lugar de comodidad. Donde estaba yo en Paraguay, la comodidad era otra cosa. Dejé todo y me tiré por un sueño. Tenía mucha fe de poder lograrlo. En ningún momento fue una opción”, recuerda.

“Pasé cosas muy malas, pero me hicieron más fuertes. Perdí personas que marcaron mi niñez. Dejé mi familia con 15 años, viví bajo las graderías. En Alemania pasé tres meses sin dormir y sin saber qué comer. Solo pedía lo que había en la vitrina, que eran pollo y papa frita. Ese es el Nelson que la gente no conoce. Presentarse a un entrenamiento en el que no entendés absolutamente nada de lo que dicen. Te sentís un boludo porque estás parado y luego te estiran de aquí para allá y para acá. Por esa razón, aprendí el alemán y a los seis meses ya estaba dando entrevistas en alemán. Jugaba sin dormir por extrañar a la familia, por los cambios de horarios y del clima. Esas cosas me forjaron a lo que soy, a valorar lo que soy y lo que tengo. Soy un agradecido con Dios y a toda mi familia”, valora.

“Lo que yo buscaba era alguien que hable el mismo idioma. Yo tuve amistades, digamos ‘callejeras’, porque la mayoría eran de República Dominicana, del Caribe. Tenía amistades que eran de Venezuela. Uno era DJ, el otro era portero de discoteca y otro trabajaba en un restaurante. Yo no salía del restaurante. Pasaban cosas en frente de mí, en el que un jugador que no es bien centrado se puede desviar por la vida que llevaban mis amigos”, enfatiza el León guaraní.