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La tesorería es la que más sufre
El Sportivo tiene la característica de comenzar bien los partidos, “a todo trapo”, con presión y salidas rápidas, pero esa propuesta, que requiere de una buena base física, por lo general no dura más de 15 minutos. Luego, su rendimiento baja considerablemente, quedando a veces a expensas del adversario, más nivelado en cuanto a energía, conservando el orden que se requiere, más cuando se juega de visitante.
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La primera etapa fue pobrísima. La ocasión más clara de gol la tuvo el equipo chileno, con un remate defectuoso del argentino Andrés Chávez. Los auriazules estuvieron en todo momento erráticos, principalmente en las cercanías del área adversaria.
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Al descanso, con números favorables para el Luqueño en posesión del balón y precisión de pases. Sin embargo, el portero Sánchez prácticamente no fue exigido.
Las esperanzas de un mejoramiento se centraban en los cambios, ya a que varios de los dirigidos por Julio César Cáceres se los notaba cansados, principalmente Rojas, el que suele marcar la diferencia. El futbolista paraguayo en sí no está preparado para dos juegos por semana, salvo honrosas excepciones. Tiene mucho que ver la preparación, la base y sobre todo el cuidado.
La fracción complementaria tuvo un arranque idéntico al inicial. Luqueño intentando acelerar, bajando al toque su nivel. Fue tan pobre su desempeño que no creó una sola ocasión propicia de gol en todo el cotejo. Coquimbo pudo anotar mediante Chávez y Cabral.
La tesorería del Sportivo, que tenía ciertas expectativas de recaudación con un triunfo, es la que más sufre por esta magra campaña internacional. En general, el duelo de anoche fue malo, más “argel” como chorizo de pollo.