Gasperini, arquitecto de una diosa bergamasca eterna

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Tomás FrutosRoma, 3 jun (EFE).- Gian Piero Gasperini (Turín, 1958) ha sido la persona más influyente en la historia del Atalanta, un equipo de Bérgamo (norte) con nombre de diosa que paseó su escudo por los más prestigiosos estadios de Europa, conquistando incluso el continente con la histórica Liga Europa de 2024, con un sello de autor que marcó una época en Italia.

Sus caminos se separaron este domingo de manera esperada, casi consensuada entre las partes. Gasperini quiso salir y el club, pese a su deseo de que continuase, facilitó su marcha.

Han sido 9 años de fútbol frenético, de caos ofensivo que desarmó a las defensas europeas e italianas, de crecimiento exponencial de un equipo nada acostumbrado a luchar entre los grandes y de logros inimaginables para una pequeña localidad de apenas 120.000 habitantes que acabó rendida al técnico, ciudadano honorario de Bérgamo.

Desde la primera clasificación histórica a Liga de Campeones en 2019-20 han pasado 6 años. Pero ya no es extraño escuchar el himno de la máxima competición continental en el GeWiss Stadium, su fortín, del que además el club es propietario, algo extraño en Italia donde solo existen 4 (Juventus Turín, Sassuolo y Udinese).

Cinco veces jugó la 'Dea' la 'Champions' en las últimas siete temporadas. Ochos campañas ha viajado por Europa en la 'Era Gasperini' que finalizó este domingo con una emotiva despedida, dejando al fútbol italiano huérfano de una relación tan duradera como esta.

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Para el recuerdo quedarán siempre los cuartos de final de 'Champions' de 2020 con Josip Ilicic y el 'Papu' Gómez como grandes estrellas. El 3-0 al Liverpool en Anfield, en semifinales de Liga Europa. El duelo ante el Real Madrid en casa, desafiando al rey de Europa. Y el momento más importante de su historia: la conquista de un título continental, la Liga Europa ante el temible Bayer Leverkusen (3-0) de Xabi Alonso.

Es un legado gigante el que deja Gasperini, arquitecto de un equipo que maravilló en Italia, que no tuvo vergüenza cuando jugó en Europa y que maduró en los dos últimos años, perdiendo algo de frenesí en el ataque pero ganando algo más de estabilidad atrás. Una ligera evolución que le ha permitido asentarse en Europa, mantener vivo el sueño de la ciudad.

"Mejor no hablemos de despedidas. No me gusta. Doy por concluida mi experiencia en Bérgamo como entrenador del Atalanta; pero todo lo demás, en cambio, seguirá igual", dijo en su carta de despedida, publicada por 'L'Eco di Bergamo'.

La decisión fue exclusivamente suya. ¿El motivo?: "La necesidad de nuevos estímulos". Su futuro apunta al banquillo del Roma. Allí, en caso de llegar, perseguirá devolver al club a la Liga de Campeones, competición que no juega la 'Loba' desde 2019.

La suya era una historia que, pese a todo lo bueno, apuntaba al final. Lo dejó caer en febrero, después de haber protagonizado además una gran polémica con Ademola Lookman, el mayor talento del equipo y autor del 'hat-trick' que coronó campeona de Europa a la 'Dea', al que acusó de ser un pésimo lanzador de penaltis.

Le dedicó la grada una broma final, consciente de que el futuro del técnico estaba en el aire: "Gasperini, vete...", fue la pancarta que asomó en el último partido de Serie A. Un minuto duró el mensaje, lo justo para sembrar cierta incredulidad. "A renovar el contrato", apareció después, completando la dedicatoria.

El fin de una era llegó a Bérgamo. "La nuestra fue una historia maravillosa, más única que rara en el mundo del fútbol", expresó el club en su despedida. Gasperini logró en 9 años lo impensable con la diosa Atalanta. Campeona de Europa. Eterna. Con un sello de autor complicado de igualar para su sucesor.