Los alrededores del recinto, que en los pasados días ha acogido el color de los hinchas del Monterrey, de River Plate y del París Saint-Germain, apenas congregan a pequeños grupos de aficionados cariocas y rojiblancos que acuden a ver jugar a sus equipos bajo un sol de justicia.
Las camisetas de Botafogo predominan en este último encuentro de fase de grupos, pero en menor grado que en anteriores partidos.
Atrás queda la imagen que se apreció en el partido del Atlético de Madrid ante el PSG, el primer encuentro del grupo B al que asistieron más de 80.000 espectadores, cifra récord.
Atlético de Madrid necesita sellar la victoria ante Botafogo para intentar avanzar a los octavos de final, aunque no depende de sí mismo, mientras que a los brasileños que dirige Renato Paiva le basta un empate para asegurar el pase a la próxima fase.
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No corre con la misma suerte el Atlético, cuya permanencia depende del resultado del PSG ante Seattle Sounders. En caso de que los dirigidos por Luis Enrique cumplan los pronósticos y ganen a los estadounidenses, los rojiblancos tendrán que ganar de tres goles o más al Botafogo para pasar de ronda.