Salamanca, la única 'aventura' europea de Miguel Ángel Russo

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Redacción deportes, 9 oct (EFE).- Salamanca, una ciudad de aproximadamente 150.000 habitantes a menos de dos horas en coche de Madrid, fue el lugar en el que Miguel Ángel Russo disfrutó de su primera y única experiencia como técnico en el fútbol europeo, quince partidos en la temporada 1998-1999.

Russo, que falleció este miércoles a los 69 años, fue el elegido por la Unión Deportiva Salamanca, ya desaparecida, para llevar las riendas del equipo en un curso ilusionante tras lograr la permanencia el anterior con triunfos inolvidables: un 4-1 al Deportivo de La Coruña; un 6-0 al Valencia; un 5-4 al Atlético de Madrid en el que Christian Vieri marcó los cuatro goles rojiblancos y sobre todo los dos ante el Barcelona, un 4-3 remontando un 1-3 la noche de Reyes y un 1-4 la última jornada del campeonato.

Con esos mimbres, pero ya sin la gran estrella que era el portugués Pedro Miguel Carreiro 'Pauleta', Russo se hizo cargo de una plantilla repleta de jugadores no españoles, en la que se citaban nueve nacionalidades distintas y que pretendía repetir el éxito de seguir en la elite sin renunciar a algo más. Entre ellos había dos compatriotas del entrenador, Walter 'Cuqui' Silvani y Cristian Lupidio.

"Era un Salamanca donde había muchísimos extranjeros. Éramos jugadores de calidad que veníamos de haber salvado la categoría y se esperaba hacer una temporada con objetivos que no eran solo la permanencia, sino aspirar a algo más. Lamentablemente no se le dio el tiempo que necesitaba, creo que no tuvo el tiempo para trabajar como sí tuvo en otros lados logrando muchos títulos nacionales e internacionales", señaló Silvani a EFE.

"Tenía 21 años cuando él se puso en contacto conmigo para que viniera aquí. Para mi fue una experiencia inolvidable y de hecho sigo viviendo aquí. Vine a la mejor liga del mundo y para mi son muchísimos recuerdos. Me daba muchos consejos y siempre me intentaba apoyar en todo. Pensé que iba a jugar menos porque era un salto muy grande, pero desde el primer minuto noté la confianza. Fue mi padre futbolístico en Europa", afirmó Lupidio a EFE.

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La temporada empezó desbordando las expectativas, sobre todo cuando el equipo era anfitrión en El Helmántico. Así, en la primera jornada empató a cero contra el Mallorca que había sido finalista de la Copa del Rey el año anterior y que esa campaña acabaría jugando la final de la Recopa de Europa. En la tercera, la víctima fue el Deportivo de La Coruña con Mauro Silva, Djalminha y Lionel Scaloni en el banquillo (3-1); en la quinta, el Valladolid en el derbi castellano-leonés (1-0); y en la séptima un histórico como el Athletic de Bilbao.

Entre medias, partidos a domicilio en que los resultados no eran tan positivos. Así se cosecharon dos derrotas ante el Atlético de Madrid (2-0) y el Villarreal (5-0), pero también un valioso empate a uno en el Camp Nou contra el Barcelona (1-1). Además, perdió también en la visita al Betis (1-0).

Llegó entonces un duelo clave como anfitrión contra el Zaragoza, tal como explicó Lupidio: "Íbamos ganando 1-0 al descanso y de haber ganado nos metíamos arriba, pasábamos a ser el equipo revelación de la temporada. En la primera parte pudimos ir ganando 3-0 ó 4-0 y en el último minuto nos marcaron el 1-2. A partir de ahí el equipo no terminó de arrancar".

A esos tropiezos ante béticos y aragoneses le siguió otro más muy doloroso en Santander contra el Racing (4-1). La victoria de nuevo como local ante el Extremadura (2-1) y un empate en Vigo (1-1) solo sirvieron para paliar un poco una caída que parecía evidente como consecuencia de la irregularidad, tal como señala Sergio Corino, otro futbolista de aquella plantilla.

"Hicimos muy buenos partidos y otros no tan buenos. En esas épocas se aguantaba muy poco a los entrenadores, en cuanto se perdían dos o tres partidos o la dinámica no era buena, se cambiaba muy rápido. Era fácil partir ese eslabón porque era más complicado echar a diez jugadores. Siempre se tiene poca paciencia porque es muy difícil venir de Argentina a la liga española, con otra forma de entrenar y otra velocidad, y meter tu filosofía y tu forma de jugar", opinó.

Tres derrotas consecutivas más ante el Valencia (1-0) y el Alavés (1-0) fuera y ante el Espanyol en Salamanca (2-3) propiciaron su salida a comienzos del mes de enero del año 1999. Una decisión que a la postre no solucionó nada, pues el equipo acabaría descendiendo en última posición para no volver nunca más a Primera.

A pesar de ello Russo dejó una idea de juego que marcó a hombres como Martín Vellisca, mito del club. "Era un entrenador de tener mucho la pelota, de generar todas las ocasiones llevando el balón hacia arriba. No se jugaba tan directo y ahí teníamos que hacer el esfuerzo de llevar el balón hacia arriba haciendo muchas circulaciones, buscándole las vueltas al equipo contrario. Te daba mucho sentimiento. Tengo muy buenos recuerdos de Miguel Ángel", señaló a EFE.

Incluso recuerda una anécdota que ilustra su manera de gestionar el vestuario: "Hubo un momento en el que se reunió con el grupo argentino y el grupo español, que había como dos grupos en el vestuario, y nos dijo que de la reunión teníamos que salir más fuertes y unidos, haciendo piña".

"Estuvimos hablando luego los jugadores entre nosotros y después de esa charla todos los días después del entrenamiento quedábamos enfrente de El Helmántico a hablar, a tomarnos algo, a hacer grupo. Y a partir de ahí se fomentó buen ambiente. Lo recuerdo como una cosa bonita y buena de cómo manejar un grupo", añadió.

No hubo pues suerte en una experiencia cuyo resultado no hizo honor al resto de su trayectoria, algo que destaca Silvani, quien además habla de él como "una gran persona" que le ayudó mucho en lo personal, en esa etapa y en la que ambos pasaron en el Universidad de Chile.

"No solo hay que estar en Europa para validar las condiciones como entrenador o jugador. No se dio, su única experiencia en el continente fue en Salamanca. Pero ha sido un magnífico entrenador y se ha visto reflejado al ver cuanta gente le está reconociendo y demostrando el cariño que se ganó tras su pérdida", relató.