Al técnico líder de LaLiga EA Sports le ha cambiado la cara tras ser el gran vencedor del clásico. Lo demostró en el banquillo de Vallecas, contrariado ante la imagen de su equipo, insatisfecho por no ver trasladado al césped lo trabajado en entrenamientos. De los errores defensivos a balón parado de Anfield a una desconexión ofensiva en la casa del Rayo.
Su Real Madrid ha perdido la identidad que le introdujo con rapidez. Ya no muerde en campo contrario. Ya no presiona con intensidad. La ausencia de repliegue provoca que el bloque se parta en dos. Y Xabi ha rebajado su intervencionismo en lo táctico, sin los cambios de sistema durante el partido para cambiar el rumbo, como le caracterizó en el Bayer Leverkusen. Dos resultados negativos consecutivos, la derrota europea ante el Liverpool y el empate sin goles en Vallecas, cambian el rostro del técnico tolosarra que vive su primer bache en el banquillo madridista.
El Rayo Vallecano había logrado sostener su fortín. El estadio por el que pasaron sin vencer Barcelona y Real Madrid. Dejando a cero al equipo de Xabi Alonso. Desfigurando a Kylian Mbappé. Solo 3 goles en contra ante su afición, que disfrutó con orgullo de un sentimiento de barrio que se extiende al césped, donde pese a tener dos días menos de descanso tras saborear una remontada europea, los jugadores de la franja compitieron en todo momento al líder y hasta sintieron cerca el triunfo.
A la conclusión de cada partido en Vallecas se cumple un ritual. El agradecimiento a la afición para escuchar cánticos que ya son himnos eternos. Los jugadores mirando al fondo, escuchando a su gente que tras lo ocurrido en la Liga Conferencia, la discusión tras el cambio de Iñigo Pérez con Ivan Balliu, coreó un "que se besen, que se besen", que encontró respuesta. El técnico buscó al jugador. Se abrazaron y regresaron al grupo para celebrar un punto de mucho mérito. Sin fisuras en una familia que demostró estar unida y comprometida.
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Interpretando un nuevo papel en muchos partidos, obligado a aportar desde el banquillo, como revulsivo, llega la reivindicación de Antoine Griezmann. Al máximo goleador de la historia del club rojiblanco no se le ha olvidado hacer tantos y tardó segundos en desenredar el duelo del Metropolitano ante el Levante.
Apareció en la zona del 9 libre de marca, tras atacar el espacio y marcar el pase a Marcos Llorente para deshacer el empate a un gol del marcador. Con hambre de más, tras un error en el inicio de jugada del Levante, robó el balón, lanzó el ataque de la sentencia y se lanzó con todo a por su doblete. Con hambre de gol y de éxito antes de asumir en sus declaraciones cualquier rol que decida Diego Simeone, pero queriendo siempre jugar para aportar en el campo a un Atlético de Madrid poderoso en su estadio.
El sentimiento es compartido, de Gerard Moreno al Espanyol y de la afición 'perica' al delantero que defendió durante tres temporadas su camiseta. Hasta el punto que pese a pertenecer a otro club, el Villarreal, y tras marcar el primer tanto del triunfo en el RCDE Stadium, el futbolista se llevó una gran ovación en el momento en el que fue sustituido.
Antes, a tres minutos del descanso, con algo de fortuna al golpear su disparo de zurda en un defensor y envenenar la trayectoria, premió al Villarreal que pudo golear al Espanyol en su estadio. Nada más ver entrar el esférico en la portería rival, levantó los brazos y realizó el gesto de perdón. El equipo de Marcelino García Toral ha recuperado a uno de sus grandes referentes, condicionado los últimos meses por las lesiones, y vuela en LaLiga. Es tercero a cinco puntos del líder.
La temporada está siendo dura para Nico Williams, sin poder tener continuidad en el Athletic Club y viéndose fuera de la selección española. Necesita reposo, medir esfuerzos, sin saber como va a despertar cada día por la pubalgia que le tiene en un sinvivir. Con mucho respeto al quirófano y el Mundial en el horizonte, apostó por un tratamiento conservador, con dobles sesiones diarias.
Encontró un momento de recompensa en San Mamés. De nuevo decisivo en un partido en el que fue titular pese a ser duda hasta el último momento. Firmó un gran gol, marca de la casa, que define su estilo. Con potencia en carrera, marchándose de los rivales que le salieron al paso y con un disparo potente que tumbó al Real Oviedo. El Athletic añoraba el desequilibrio de su gran referente que, al fin, casi tres meses después, volvió a celebrar un gol.
