Ambas partes estaban citadas en la mañana de hoy en el SIMA, donde LaLiga mantuvo su criterio y la opinión de que se trató de una huelga ilegal, mientras el sindicato defendió que la actitud de los futbolistas fue un gesto, dentro de su libertad de expresión, confirmaron a EFE fuentes de AFE.
Durante la novena jornada de LaLiga EA Sports, celebrada el fin de semana del 18 y el 19 de octubre, los jugadores hicieron un parón simbólico de 15 segundos en el inicio de los partidos en protesta por la falta de transparencia y diálogo para celebrar en Miami el encuentro Villarreal-Barcelona, de la jornada 17, el próximo día 21.
La protesta también fue secundada por los futbolistas del Villarreal, en su encuentro contra el Betis, y en el Barcelona-Girona por los jugadores del Girona.
El 21 de octubre LaLiga anunció que el promotor del encuentro, la compañía Relevent, decidió cancelar la organización del evento, debido a la incertidumbre generada en España por el mismo y aseguró que el proyecto cumplía plenamente con la reglamentación federativa y no afectaba a la integridad de la competición.
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El presidente de LaLiga, Javier Tebas, defendió que la celebración de un partido oficial fuera de España "habría supuesto un paso decisivo en la expansión global de nuestra competición, reforzando la presencia internacional de los clubes, el posicionamiento de los jugadores y la marca del fútbol español en un mercado estratégico como es Estados Unidos".
Desde AFE, su presidente, David Aganzo, aclaró que los jugadores no se negaron "nunca" a la disputa del partido, sino que reclamaban "transparencia, diálogo y respeto" para la posible viabilidad del proyecto.
La junta directiva de la Federación Española de Fútbol (RFEF) aprobó en agosto la petición de Villarreal y Barcelona para iniciar los trámites para que el traslado del partido a Miami ante la UEFA, que lo aprobó de manera excepcional, "debido a las lagunas normativas a nivel mundial".
El organismo reiteró su rechazo a que los partidos de ligas domésticas se jueguen en otro país, pero explicó que tomó la decisión porque el marco regulatorio de la FIFA –actualmente en revisión– "no es lo suficientemente claro y detallado".
Esta es la segunda vez que el intento de LaLiga de jugar un partido en Estados Unidos se ve frenado, después de encontrarse en 2018 con la oposición de la Federación Española de Fútbol (RFEF) para hacerlo con el Girona-Barcelona.
El caso llegó a los tribunales y se resolvió en contra de la patronal primero en un juzgado de lo mercantil de Madrid, después en la Audiencia Provincial y luego en el Tribunal Supremo.
La FIFA introdujo en 2024 cambios en el Reglamento de Partidos Internacionales en lo relativo a la autorización de partidos fuera del territorio de la federación correspondiente, teniendo en cuenta posibles consecuencias en el equilibrio de la competitividad, incluidos los intereses de los otros equipos de la competición.
También posibles trastornos para equipos del país donde se jugará el partidos, la seguridad de aficionados y futbolistas y factores que afecten a la integridad del encuentro o a la seguridad y bienestar de aficionados, futbolistas y personal.
