La llama, encendida el 12 de marzo de 2020 en Grecia, permanece protegida en un candil desde entonces y prenderá por primera vez la antorcha olímpica en una ceremonia en el J-Village de Fukushima. Desde esas instalaciones deportivas, escogidas simbólicamente por haber sido la base logística para acceder a la accidentada planta nuclear tras el terremoto y tsunami de 2011, la antorcha comenzará un recorrido de 121 días a manos de unos 10.000 corredores que pasarán por las 47 prefecturas del país.
La llama lleva un año en Japón y ha sido expuesta varias veces con restricciones.
La ceremonia que dará inicio al relevo, con el que Japón quiere demostrar que está listo para acoger el evento en un momento en el que el apoyo a su celebración flaquea, está entre los damnificados por la pandemia. Como ya ocurriera con la ceremonia de bienvenida a Japón de la llama el año pasado, los organizadores han optado por un evento a puerta cerrada de escala reducida.
Tras el acto los espectadores sí podrán acudir al paso de los relevistas por la vía pública, pero se pidió evitar multitudes.
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El relevo, que comenzará con la antorcha portada por las “Nadeshiko” (selección femenina de fútbol), campeonas mundiales en 2011, mantendrá el mismo recorrido de hace un año, será retransmitido en televisión y por internet. El relevo acabará en el Estadio Olímpico de Tokio para encender el pebetero el 23 de julio. EFE