Así cruzó la meta de Issoire el español Pello Bilbao, con el dedo apuntando al cielo en homenaje a su amigo Gino Mader, el ciclista helvético que falleció en una caída en la Vuelta a su país el pasado 16 de junio, algo más que un compañero para el corredor español.
Entre ambos había un vínculo muy cercano y el vacío, inconmensurable, había que llenarlo con un homenaje que el Bahrein llevaba días buscando, desde el inicio en Bilbao, desde donde salieron sin el dorsal 61 en memoria de Mader. Pero faltaba algo más, una victoria de etapa que buscó al "sprinter" Phil Bahuaus, segundo en Bayona, tercero en Nogaro, y Matej Mohoric, tercero en Puy de Dôme.
Pero finalmente llegó con Pello Bilbao, muy cercano a Mader, que tuvo que sobreponerse a una montaña de emociones, a una salida en su tierra vasca, a un millón de recuerdos y al peso de ser uno de los españoles en mejor forma y, por tanto, con más responsabilidad para poner fin a cinco años de sequía en el Tour de Francia.
Todo eso saltó por los aíres en una etapa tan dura como hermosa, que tenía marcado el cartel de escapada y, por tanto, tantas novias que querían fugarse en busca del triunfo.
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Bilbao no era uno de los mejores para meterse en la aventura, al fin y al cabo, el español era undécimo en la general y, por tanto, un rival para otros muchos candidatos a quedar entre los diez primeros.
Pero Pello se liberó. Por vez primera la emoción dejó paso a la inteligencia del ciclista de 33 años, reputado estratega en el pelotón, que supo dominar la fuga, controlar a sus rivales y remachar en un duro "sprint" en el que, reconoció, sus piernas estaban impulsadas por Gino.
"GINO ME HA DADO RAZONES PARA QUERER HACERLO"
"Gino me ha dado las razones para querer hacerlo. La motivación de dedicarle un triunfo explica que haya podido ganar", aseguró el corredor, al que le hubiese gustado homenajear al suizo en su casa, en el País Vasco, pero allí las emociones eran demasiadas.
"Las tres últimas semanas han sido muy intensas. En el País Vasco perdí un poco el control de mi mismo y eso que soy bastante frío", relató el corredor.
Tras el accidente en Suiza abandonaron el país muy afectados y Bilbao acudió a recuperar la moral junto a su hija. Eso le devolvió las ganas de subirse a la bici, de comenzar a preparar las etapas en su tierra, aunque reconoció que el recuerdo del compañero fallecido les metió el miedo en el cuerpo.
El corredor fue superando todas aquellas sensaciones para recuperar su personalidad y sus piernas, las que le llevaron a acabar quinto dos veces en el Giro de Italia (2020 y 2022) y otra vez más sexto, en 2018, en una carrera donde en 2019 ganó dos etapas.
Esta temporada era especial para él, tercero en el Down Under, y en Argovia, cuarto en Emiratos y séptimo en la Strade Bianche, hasta que la muerte de su amigo truncó sus planes.
"Pero hoy ha sido diferente, he tenido las ideas claras y eso me ha permitido tomar buenas decisiones", aseguró.
Fue un repóker de celebraciones, el homenaje al compañero, el fin de la racha negra del ciclismo español, su victoria más prestigiosa y hacerlo en un año en el que el Tour comenzaba a las puertas de su casa. Y, de regalo, un quinto puesto en la general que le coloca de lleno en la lucha por el podio.
Demasiadas cosas a la vez, pero el recuerdo a Mader por encima de ninguna otra cosa, las lágrimas en la meta en memoria del suizo, un corredor muy activo en la lucha contra el cambio climático, un combate en el que Bilbao a recogido el testigo.
Issoire, el escenario de su triunfo, sustituye por ahora al aeródromo de Mende, donde Omar Fraile levantó los brazos el 21 de julio de 2018 y que durante casi cinco años era una coletilla para todo el ciclismo español como lugar de su última gesta en el Tour.
"Era extraño que no hubiera más victorias de etapa españolas en cinco años porque tenemos un gran nivel y muchos corredores que tienen su prioridad en el Tour.Cinco años son muy largos. Yo sentía la presión de esta sequía porque muchos pensaban que era el que podía pararla. Al final he podido hacerlo", relató.
Bilbao es ahora quinto de la general, a doce segundos de su compatriota Carlos Rodríguez, cuyo equipo Ineos trabajó para limitar las pérdidas y evitar que escalara más posiciones.
El podio está cerca y aunque el vasco reconoció que no corrió pensando en ello, ahora siente que tiene un motivo más para seguir peleando en este Tour.
"De rebote subo en al general y voy a seguir luchando para estar arriba. Estoy en buena condición. Es verdad que hoy he gastado mucha energía, pero mañana puedo recuperar y ser competitivo en las siguientes etapas", afirmó Bilbao.
Ahora está liberado. Ha cumplido con su meta, la de rendir homenaje al amigo desaparecido. Ha devuelto el orgullo al ciclismo español.
