Los búlgaros lograron su pase a la final tras eliminar a República Checa por 3-1 (25-20, 23-25, 25-21, 25-22), gracias a una desatada actuación de Aleksandar Nikolov, que aportó 31 puntos y lideró al equipo en los momentos decisivos.
Tras un primer set favorable, los búlgaros cedieron la segunda manga, sorprendidos por una reacción fulminante de los checos, que llegaron incluso a aventajarles 14-10.
Finalmente el cuadro de Bulgaria se vio obligado a reorganizarse. Fue entonces cuando recuperó el control del partido, dominó en la red y logró quiebres decisivos en defensa para volver a soñar con una presea dorada/plateada por primera vez en 55 años, después de haber alcanzado el bronce en 2006.
Su rival, Italia, se deshizo de Polonia por 3-0 (25-21, 25-22 y 25-23) en busca de una oportunidad para revalidar el título de campeón.
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Los transalpinos tuvieron un partido exigente, ya que Polonia logró adelantarse en varios momentos de cada set, especialmente en la tercera manga, donde llegó a ganar por 10-5, pero Italia remontó gracias a su capacidad ofensiva y solidez en defensa, cerrando finalmente el partido y asegurando su pase a la final.
Italia buscará así mantener su trono y reafirmar su dominio en el voleibol internacional. Los italianos llegan a la final respaldados por su experiencia y palmarés ejemplar, donde lucen cuatro oros mundiales (1990, 1994, 1998 y 2022). Actualmente, junto a Brasil, es la selección más laureada de la competición.
La final se disputará este domingo a las 12.30 CET; mientras que República Checa y Polonia se medirán por el bronce a las 8:30 CET.
