Nadal, que aterrizó en el país oceánico este viernes tras recuperarse de su positivo por Covid-19, finalizó su tercera sesión en la pista Rod Laver a la más alta intensidad tras disputar un set de práctica ante el que será una de sus principales amenazas en el ATP 250 que se disputará en las mismas instalaciones que el primer ‘major’ de la temporada.
El último partido de competición que disputó el campeón de 20 grandes fue la derrota en el torneo de Washington frente al sudafricano Lloyd Harris en el pasado mes de agosto.
Tras el tropiezo, el mallorquín decidió pasar por el quirófano para encontrar una nueva solución a sus problemas en el escafoides del pie izquierdo que arrastra desde 2005.
Su primera prueba de fuego fue el partido que disputó en diciembre en el torneo de exhibición de Abu Dhabi frente al británico Andy Murray, así como el choque ante el canadiense Dennis Shapovalov.
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Nadal acumuló dos derrotas pero, como él mismo aseguró, las sensaciones no fueron malas después de tanto tiempo de inactividad.
Tras su llegada a España el propio tenista confirmó su positivo por Covid-19, del mismo modo que varios miembros de su equipo, por lo que tuvo que aislarse por un periodo de diez días antes de volar a la capital del estado de Victoria (Australia).
Su positivo es agua pasada tras completar tres entrenamientos a la más alta intensidad y esta tarde conocerá quién será su primer obstáculo en su camino por alcanzar el título en uno de los campeonatos preparatorios a la primera gran cita de la temporada.
