El murciano, que figura en la mayoría de las quinielas como uno de los favoritos para levantar el trofeo final, demostró carencias que apenas se habían visto desde el inicio de 2022, lo que ha despertado dudas sobre su capacidad para soportar la presión.
Dudas que no dejó ver Rafa Nadal, que se impuso con claridad al francés Corentin Mautet, 6-3, 6-1 y 6-4, en la que fue su victoria número 300 en Grand Slam.
También venció el joven Bernabé Zapata, de 25 años, que se impuso al estadounidense Taylor Fritz, 3-6, 6-2, 6-2 y 6-3, mientras que Jaume Munar desperdició una renta de dos sets arriba contra el argentino Diego Schwarzman para acabar perdiendo por 2-6, 6-7(3), 6-2, 6-2 y 6-2.
Pero la atención se la llevó Alcaraz y no por buenos motivos. El español escapó de una trampa por los pelos, estuvo en varias ocasiones desahuciado, pero sacó la raza y el genio para aferrarse al duelo e igualar su actuación de la pasada campaña.
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Por vez primera, se vio al murciano tenso, el miedo afloró en sus ojos y la derrota acechó en la coqueta pista Simone Mathieu, donde la grada coreaba su nombre en señal de respeto al que consideran el héroe del futuro.
Si consigue serlo deberá mucho a este partido, a la exigencia a la que le obligó Ramos, 44 del ránking, de 34 años, una auténtica lección de juego en la tierra batida que a punto estuvo de costarle la piel al murciano, que dejó en el lance algunas plumas.
Acabó imponiéndose por 6-1, 6-7(7), 5-7, 7-6(2) y 6-4, tras disputar el partido más largo de su carrera y con una respiración jadeante por el susto.
Su cota de favorito, inflada por sus triunfos en Madrid, Miami, Barcelona o Río de Janeiro, por sus victorias ante Novak Djokovic o Nadal, caerá un poco tras este encuentro, aunque para él puede ser positivo si sabe sacar las buenas conclusiones.
Ahora tendrá un duelo también complicado contra el estadounidense Sebastian Korda, su verdugo en Montecarlo, la única derrota que ha sufrido el español esta temporada sobre arcilla, aunque tuvo lugar pocas horas después de haber ganado sobre la pista dura de Miami y sin tiempo para adaptarse.
Nadal no dejó ninguna muestra de problemas físicos, jugó sólido y solo tuvo un bajón de juego en el inicio y en el final del tercer set, pero no fue suficiente para dar opciones al francés, zurdo como él, de 23 años, que le idolatra y que se entrenó unos meses en su academia.
Nadal sumó el triunfo 300 en grandes en el suyo preferido, Roland Garros, donde ha conseguido más de un tercio, 107, y donde persigue anotarse el torneo por decimocuarta ocasión, para totalizar 22 grandes.
Nadal tiene 25 victorias menos en los cuatro grandes que el serbio Novak Djokovic y está a 69 del suizo Roger Federer, que lidera esa clasificación, aunque ambos tienen un Grand Slam menos que el español.
Su siguiente rival será el holandés Botic van de Zandschulp, cabeza de serie 26, de 26 años y 29 del mundo, una estrella ascendente que este año se ha anotado el torneo de Múnich y que el pasado alcanzó los cuartos del Abierto de Estados Unidos.
La alegría saltaba al rostro de Zapata tras lograr su mejor actuación en un Grand Slam. "Ha sido excepcional, he ido de menos a más creo que eso es lo que resume bien el duelo", dijo.
