Un derroche de calidad musical

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Un despliegue musical y visual monumental fue lo que trajo esta vez Alejandro Sanz a su regreso a Paraguay. El músico siempre sorprende con cada nueva propuesta que genera.
Un despliegue musical y visual monumental fue lo que trajo esta vez Alejandro Sanz a su regreso a Paraguay. El músico siempre sorprende con cada nueva propuesta que genera.

Cómo reiventarse en la música latina sin desvirtuarse cayendo en las tendencias de moda. Eso demuestra Alejandro Sanz en cada etapa de su carrera y lo confirmó con un concierto de alta factura musical ofrecido el pasado domingo ante un apasionado público, en SND Arena.

Encantador, carismático, generoso, sencillo. Estas características se pueden percibir a través de su pisada escénica. El artista presentó así, en su mayoría, temas de su más reciente álbum llamado “#ElDisco” y éxitos de sus demás trabajos, en un concierto que se extendió por cerca de dos horas y media. Todo esto en el marco de su nuevo tour “#LaGira”, con el que se encuentra recorriendo el mundo.

Aproximadamente unos veinte minutos pasaron de las 21:00, hora pactada para el inicio del show, cuando las luces se apagaron por completo, el público estalló en un ensordecedor grito y los 12 músicos que arropan a Sanz saltaron a escena con una introducción musical. Es una banda brutal, de un talento desbordante, y eso se sintió desde el primer minuto.

“Hoy que no estás”, un tema de su disco “Más” (1997) abrió el concierto con el que Sanz hizo un recorrido por casi toda su discografía. Dando un gran salto en el tiempo llegó el primer tema de “#ElDisco” al son de “Azúcar en un bowl”, que impregnó al lugar de un espíritu dance latino en tanto la banda desplegaba toda su artillería musical.

Ya desde esos primeros temas se puede destacar cómo Sanz deja a sus músicos en total libertad por todo el escenario. Son un grupo compacto, no es una banda de apoyo y el cantante no busca resaltar como estrella por encima de ellos. Es más, el video de introducción presentaba a todos con nombre y apellido. Así demuestra la importancia que representa para él estar rodeado de ellos.

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“Vinimos con toda la ilusión a Paraguay ¡Esta noche es suya!”, exclamó Sanz seguidamente, entre las pocas cosas que expresó en la noche hablando, porque se entregó totalmente al canto y a la ejecución de las guitarras que fue alternando en todo el show, que continuó con “Aquello que me diste”, otro tema del 97, en tanto todos derrochaban una incesante energía.

Volviendo al nuevo álbum llegó la balada “No tengo nada”, donde Alejandro sacó a relucir su voz de cantaor y se rodeó de cuatro coristas, quienes por momentos dejaban el micrófono para tomar otros instrumentos. De esta canción de amor el show pegó un salto para transformar el recinto en una fiesta total con el tema con aires de son “Back in the city”, a dúo con el pianista y corista Chris Hierro. La diversión que recorría el escenario entre Alejandro y sus músicos era altamente contagiante.

La guitarra eléctrica de Sanz se encendió para dar paso a “Capitán Tapón”, dedicada a uno de sus hijos. Siguió el show con “Deja que te bese”, cambiando una parte de la letra para decir “Asunción, deja que te bese”, desatando el delirio del público, en su mayoría femenino.

Tras una poderosa introducción de percusión, piano y guitarra al estilo español, sonó la pendular canción “Los lugares”, que Sanz grabó con Residente, a quien se lo vio en imágenes en las pantallas. Fue un maravilloso trance musical, elevado por el virtuosismo de sus músicos.

La balada “Mi marciana” sonó después, para automáticamente volver a dar un salto rítmico, elevando la temperatura del recinto con “Looking for paradise”, que cantó acompañado de su corista Karina Pasian, a quien al final dejó sola en escena para que demuestre su impactante fuerza y rango vocal.

El arco de climas que seguía manejando el show era justo para estar disfrutando de una balada rock como “Lo que fui es lo que soy”, una canción de Sanz de 1991, para pasar a bailar la nueva sabrosa “Te canto un son”, y luego entrar en un estado de contemplación con la desgarradora “El trato”.

Tras pedir Sanz que el concierto sea “un espacio donde podamos dejar volar nuestra imaginación” cantó “Mi persona favorita”, a dúo con Pasian. El lugar se iluminó de diferentes tonos, ya que el club de fans de Paraguay preparó una acción con papeles de colores para cuando sonara este tema.

El artista anunciaría una recta final con “No es lo mismo”, que puso a todo el público a corear de principio a fin; “Quisiera ser”, donde los gritos estallaron, y “Yo te traigo”. Pero este sería solo el primer amague de despedida, ya que volvió al escenario más de dos veces.

Alejandro bromeó que se olvidó de cantar algunas canciones y que no podía irse sin interpretarlas. Así llegaron, de manera enganchada, “Y, ¿si fuera ella?”, “Amiga mía” y “Mi soledad y yo”. Tras irse y volver al escenario, el piano quedó en el centro y junto con sus músicos ofrecieron una versión completamente diferente de “Viviendo deprisa”, del álbum homónimo lanzado en 1991.

Sanz se adueñó luego del piano para la parte más intimista del show, impregnando de pasión a temas como “Yo sé lo que la gente piensa” o “¿Lo ves?”, mientras la multitud bajaba revoluciones, cantando en susurro. Nueva despedida pero el regreso se debía dar, porque la gente lo exigía, con uno de sus más grandes éxitos: “Corazón partío”. Así se despedía definitivamente Sanz, confirmando su conquista al público paraguayo y curando todos los corazones “partíos”.

Realmente un punto aparte para su banda de músicos, donde cabe resaltar que de los doce, seis son mujeres. El protagonismo de ellas es fundamental, sobre todo en instrumentos como la batería y el bajo, que son la base de todo. Lo ofrecido por su baterista, la dominicana Helen de la Rosa, y la bajista española Brigitte Sosa fue descomunal.

Alejandro Sanz da así muestra de su reinvención para seguir vigente en la música apostando a géneros como el son cubano o el rap, estilos abrazados por su registro de cantaor. Además, con letras que no solo hablan del amor, sino de la humanidad y la conciencia social.

victoria.martinez@abc.com.py