La inquietud por hacer música estuvo presente en ellos desde que notaron que con tocar un instrumento y contando historias propias podían llegar a la gente, según expresaron en conversación con ABC Color.
Asimismo, sus historias convergieron en diferentes momentos. Si bien Diego, guitarrista y cantante, comenzó en 2006 una banda llamada Pandemia, no fue hasta 2009 que se encontró con Gustavo, violinista y bajista. Notaron que tenían ganas de escribir y expresar sus propias emociones. Empezaron con un trío acústico, con otro baterista, y lanzaron su primer EP “Bajando”, en 2017. Esta nueva etapa los encuentra grabando nueva música, con Josué y Federico, quienes entraron a la banda en 2019, pero a quienes ya conocían de la escena itaugüeña y ypacaraiense.
“Yo soy violinista en la Sinfónica Nacional, y Mr. Hyde sería como un lado B, por poder tocar rock con mis amigos. Es como una dualidad”, señaló Lara sobre el nombre del grupo, que toma como referencia la novela “El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde”, de Robert Louis Stevenson. “Veníamos de proyectos distintos, entonces Mr. Hyde era como ese otro lado nuestro, porque teníamos nuestras músicas que queríamos sacar”, añadió Goodacre.
Mr. Hyde es así rock atravesado por diferentes estilos como el funk, el reggae o el ska. “Es una mezcla de todas nuestras influencias”, señaló el bajista. El vocalista profundizó que con tantas influencias es difícil “definir” a la banda. “Yo no puedo quedarme en algo porque escucho de todo y de todo eso puedo quitar algo”, aseguró.
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Una escena distinta
Los músicos coinciden en que ver triunfar a bandas de Ypacaraí como Salamandra o Bohemia Urbana fue un impulso para animarse a soñar con seguir ese camino construido por ellos. “Ver a un grupo de Ypacaraí (Salamandra) lanzar un disco en 2010, cuando yo era un pibe de 16 años, era una muestra de que se puede llegar con toda esa infraestructura, pero es una cuestión de perserverancia y seguir trabajando”, dijo Diego, para quien dicha ciudad e Itauguá “son como una sola”.
Para todos la escena Ypacaraí-Itauguá tiene “algo que es muy distinto” a otros lugares. “Por ahí es un poco más sufrido pero lo que sí tiene es un gusto especial, y creo que con el tiempo van saliendo cada vez más artistas del carajo de estas ciudades”, profundizó Diego.
“Lo que sí es más fácil ahora es producir en Asunción. Antes se gastaba mucho tiempo y dinero. Hoy quizás no es más tan difícil y creo que de a poco se van descentralizando las cosas, hasta llegar a un punto en que va a estar más reñido inclusive el mercado”, auguró el cantante.
Pero si todavía cuesta para otras bandas de allí llegar a “pegar” en Asunción ya sea en rotación radial o espacios, intervino Dávalos, es “porque la escena ya está muy monopolizada por los grandes”. Es en ese sentido, dijo, “donde a las bandas emergentes nos cuesta y tenemos que batallar el triple, pero igual nos enfocamos en hacer un buen producto para demostrar que del otro lado de la capital se hace buena música y que nosotros disfrutamos hacerla”.

Unir y trascender
La música tiene el poder “de hacer que el corazón siga bombeando, porque si bien para algunos es un medio, para nosotros es el universo”, reflexionó Josué, el baterista, sobre la sensación que tiene para él tocar, que es cuando descarga sus emociones. “Es todo lo que está bien en mi vida”, resaltó.
Este arte sirve “para transmitir mensajes”, indicó por su parte Federico. Mientras que Diego pensó que “cada momento tiene una música”, y él cree que eso “es algo que hay personas que todavía no descubrieron”. “Creo que si se aplica más música en la vida todo va a ser mejor”, subrayó.
“La música tiene el poder de unirnos, de comunicar, de igualarnos a todos, trascender el tiempo, las ideologías y todas las cuestiones muchas veces inservibles que tenemos hoy día”, cerró el bajista, Gustavo.

Fotografías: Favio Patiño - @favio_patino.
