El apoyo de Estados Unidos a la dictadura

El historiador británico Andrew Nickson lamenta que el Gobierno de Estados Unidos no haya pedido disculpas al Paraguay por su apoyo a la dictadura de Alfredo Stroessner. Nickson es el autor de “Paraguay y la Guerra Fría” que hoy se lanza con la edición de ABC Color.

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El libro es el segundo volumen de la colección “60 años del stronismo”, que ABC Color y la editorial El Lector están emprendiendo. Serán 14 libros que se editan bajo la dirección de los historiadores Herib Caballero Campos e Ignacio Telesca.

Andrew Nickson es profesor de tiempo completo del Departamento de Desarrollo Internacional (IDD), perteneciente a la Escuela de Políticas Públicas de la Universidad de Birmingham, Inglaterra. Ha escrito varias obras sobre Paraguay, algunas de ellas publicadas dentro de las colecciones de El Lector, distribuidas por ABC.

En este libro, Nickson trata sobre la relación del gobierno de Alfredo Stroessner con el de los Estados Unidos, en función a la Guerra Fría. En esta entrevista habla sobre aspectos de esa relación.

–Cuál fue el aspecto más negativo de la relación entre EE.UU. y Paraguay durante el stronismo?

–Sin duda alguna, el asesoramiento brindado por el gobierno del presidente Dwight D. Eisenhower en 1956-58 para montar un centro de tortura –la Dirección Nacional de Asuntos Técnicos (DNAT), llamada “La Técnica”– dentro de la misma Policía Nacional ubicada en pleno centro de Asunción, y la “capacitación” (en cuál, no sabemos) recibida por su único director, Antonio Campos Alum, en EE.UU.

–¿Cuál fue el motivo de ese apoyo tan extremo?

–La obsesión norteamericana de ver e inflar “la mano de Moscú” por todos lados, aún cuando no existió en absoluto –como el triste caso de la Colonia Fram en 1955. Y cuando sí existió influencia soviética, como durante las incursiones guerrilleras del Frente Unido de Liberación Nacional (Fulna) en 1960, los servicios de inteligencia militar estaban monitoreando muy de cerca las operaciones de contrainsurgencia. Pero hicieron la vista gorda a los terribles crímenes de lesa humanidad cometidos por los generales Patricio Colmán e Hipólito Viveros, y el entonces ministro del interior Édgar Ynsfrán.

–¿Por qué Ud. dice que su libro es polémico?

–Porque yo quería resaltar un aspecto poco tocado relacionado con el impacto de la Guerra Fría sobre la sociedad paraguaya.

–¿Cuál es?

–El hecho de que el Gobierno de Estados Unidos no ha pedido disculpas al pueblo paraguayo por las nefastas consecuencias de su apoyo a Stroessner, tanto durante los casi 35 años de la dictadura (tortura, exilio, autocensura) como las secuelas posteriores en cuanto al miedo a la expresión de los reclamos del pueblo.

–¿Por qué eso es importante?

–Porque estamos viendo en Estados Unidos y en Paraguay un intento de “reescribir” la historia del relacionamiento de EE.UU. con Stroessner, tratando de dar la falsa impresión de que los sucesivos gobiernos estadounidenses estaban siempre abogando a favor de la democracia en Paraguay, lo cual lamentablemente no es cierto.

–Hoy por hoy se usa mucho el tema de la Guerra Fría como excusa, o sea exculpan al tirano porque estaba dentro del contexto de la Guerra Fría.

–A mi modo de pensar es una excusa burda. Curiosamente, esa misma visión “cómoda” de derecha se replica “en el otro lado de la moneda política” entre esa seudoizquierda “mecánica” e intelectualmente perezosa que quiere culpar al “imperialismo yanqui” por todos los males de la dictadura. Ambas están muy equivocadas. Mucho tiempo antes de la llegada al poder de Stroessner, la ideología fascista ya tenía raíces muy profundas en Paraguay, tanto en círculos militares (por ejemplo, el Frente de Guerra) como en círculos católicos (por ejemplo, los Tiempistas), además de la desproporcionada influencia de las colonias alemanas (San Bernardino, Hohenau, etcétera).

El anticomunismo stronista se construyó sobre esos cimientos y no fue una mera imposición de los norteamericanos.

–¿Alguna observación final?

–Al escribir este libro, me deprimió no encontrar ningún trabajo por un escritor norteamericano sobre el apoyo de su Gobierno a Stroessner durante la Guerra Fría, y eso a pesar de que miles de “cuerpos de paz” pasaron tiempo en Paraguay, quienes pudieron constatar esa triste realidad, sobre todo en las áreas rurales.

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