–Joaquín, es un gusto que puedas volver a Asunción en un año.
–He estado dos veces en Asunción. Entre la primera y la segunda pasaron años. Es un lujo y una enorme satisfacción volver ahora. Este regreso tiene la particularidad de que es a cuatro manos y a dos voces con mi maestro Joan Manuel Serrat, y yo creo que eso para los paraguayos debe ser un aliciente más. Para mí compartir nuevamente el escenario con él, lo es.
–Para nosotros es un espectáculo que hemos ansiado siempre ver. La unión de dos grandes como ustedes. Una pregunta sobre trabajar con Serrat: ¿solés dejarlo solo trabajando y vos salís con Tarrés a festejar?
–No. No es así. La primera vez fue subir al escenario y cantar, y eso nos dejó una memoria tan dulce, de fiesta, de compartir; nada de guerra de egos. Todo lo contrario. Y a lo largo de los años esa memoria se iba acrecentando. Además, la gente en la calle nos decía: ¿por qué no volvéis? Y un día nos juntamos y pensamos que queríamos volver por nuestro propio placer personal, pero que el público merecía algo más. No solo íbamos a reeditar la primera gira de los Pájaros sino que íbamos a escribir un ramillete de canciones entre los dos, con un nuevo disco, e íbamos a cantar en el escenario. Y por eso estamos en Asunción.
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–¿Cómo ha sido la experiencia de esta gira en la Argentina?
–La experiencia ha sido muy buena. Vamos a dar más de 20 conciertos en el Luna Park. La Argentina es mi casa y sobre todo, y más que mía, es la de Serrat, quien fue el que nos abrió ese camino latinoamericano a tantos. Cada noche es una fiesta. No es igual que verme a mí solo ni verlo a él solo. Hay un guión bastante teatral, hay unas proyecciones que en mi opinión son muy divertidas.
–La canción “La orquesta del Titanic” habla del fox de los ahogados del desconsuelo. ¿Es una canción de desamparo de las que han caracterizado a tu obra?
–Lo que pasa es que ahora mismo Europa se está yendo a pique y a nosotros nos gustaba pensar que mientras todo se hundía, nosotros hacíamos lo que hizo aquella maravillosa orquesta del Titanic, que fue seguir tocando.
–En tu obra hay muchas frases hechas y títulos de canciones y películas que se mezclan con poesía. Es como apropiarse de títulos que la gente identifica y transformarlos en arte. ¿Esto ha sido algo pensado dentro de tu trabajo o salió por casualidad?
–Bueno, es muy difícil para mí analizar por qué escribo las canciones y por qué utilizo un verso. A mí me gusta mucho la gran literatura, pero también adoro la música popular y los refranes y cómo habla la gente, y nunca jamás, de ninguna de las maneras, quisiera separarme de la gente. Yo quiero que me entiendan y creo que hablo la lengua de la calle, un poco elaborada por mí, es cierto, pero también en los refranes populares pongo una gotita de veneno y una gotita de literatura de la que no lee la gente de la calle. Por eso me gusta usar películas y canciones antiguas y referencias literarias.
No sé cuánto de casualidad hay en esto. Yo me pongo a trabajar canciones como si fuera una gardenia. Para mí las palabras son sagradas, y el ritmo y el verso. Lo que pasa es que cuando yo empecé a escribir canciones, las canciones pop en español parecían unas malas traducciones del inglés y solo hablaban de chicas, de sábados por la noche y de tonterías. Y como yo no tenía una gran voz ni era un gran músico, lo que yo quise hacer fue dignificar literariamente un poco el género.
–En tus comienzos se te unía más al rock que a la canción de autor. Hoy estás en el medio de dos mundos. Te quieren los rockeros y los que gustan escuchar buenas letras en las canciones.
–Yo tengo un corazón muy rockanrolero y no lo he perdido. En esta gira es bastante menos porque cantando con Serrat nos vamos casi más al bolero y la balada. Pero en este mundo tan globalizado y con tanto exceso de información, uno ya puede ir a la ópera y luego a un concierto de AC/DC y luego a bailar boleros con su novia. No hay porque dividirse de ese modo, pero yo tengo todos esos lados. De hecho, después de esta gira con Serrat, en el block que tengo aquí en mis manos, donde vengo escribiendo canciones en los hoteles, me está saliendo mucho rock and roll.
–Hablando de ópera y conciertos. El año pasado hiciste un musical en Madrid. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Te sentiste cómodo haciéndolo?
–No. No lo hice yo. Hubo una gente que hizo un musical basado en mis canciones. Yo me fui a verlo, pensando salir vomitando, muy avergonzado de mis canciones. ¡Pero estaba muy dignamente hecho y sobre todo las chicas eran guapísimas!
–Entonces es un reconocimiento a tu obra. Y hablando de eso, en 2009 el Ayuntamiento de Madrid te hizo un reconocimiento por fomentar la buena imagen de la ciudad. Hace unos años, alguien podría haber tomado eso como una broma, que a Sabina le hicieran un reconocimiento, alguien que siempre ha fomentado una imagen de gamberro. Me imagino que estás contento por la distinción.
–También yo lo tomé como una broma. Una broma divertida porque si tú lees mis canciones sobre Madrid, son lo contrario de una postal turística.
–Pero igual uno quiere visitarla después de escuchar tus canciones.
–Bueno. Yo me lo tomé de verdad como una broma. Esas cosas no me las tomo en serio. En Buenos Aires también hay en una plaza, que ni sé porque no he ido, una especie de lápida en el suelo que tiene mi canción “Con la frente marchita” completa. A mí lo único que me ilusiona de eso es que las chicas con falditas cortas la pisan.
–Hay un documental de Ramón Gieling titulado “19 Días y 500 Noches”, al igual que uno de tus discos. Cuándo lo viste, ¿te sentiste reflejado en él?
–Ellos eran unos buenos chicos y yo no quería que se hiciera el documental. Pero eran buenos chicos y yo no tengo nada que ver con eso, ni en lo que hablaron unos supuestos amigos. Mis verdaderos amigos no hablan en el documental, ni novias ni mujeres tampoco. Pero ellos sí hicieron un trabajo decente y honrado. No tengo nada más que opinar.
–¿Es para ti muy extraño ser el objeto de un producto artístico más que el autor de eso?
–Es que yo vivo muy lejos de eso, del mundo de la fama, la popularidad, los ratings, las ventas de discos. Te lo aseguro. No tienes por qué creerme, pero no tengo nada que ver con eso. Vivo en otro mundo, muy personal. A pesar de que me gustan mucho la calle, la gente, la noche y los bares, yo estoy bastante blindado. Y hay imágenes y contraimágenes y caricaturas de mí que no comparto y no tengo demasiada responsabilidad sobre eso.
–Joaquín, ¿ te ves lejos de los escenarios en un futuro en que ya no hagas conciertos?
–Bueno, yo al contrario de Serrat, que es incapaz de vivir sin el escenario (toca todos los días de su vida, cuando no está conmigo, o casi todos), yo puedo vivir bien y sin problemas lejos del escenario. A mí me gusta la soledad, me gusta mi casa y me gustan los libros y los cuadernos en blanco para llenarlos de versos o de dibujos o de lo que sea. Yo podría vivir lejos del escenario, lo que pasa es que todavía no he decidido que quiero vivir sin escenario.
Sin la poesía no creo que puedas vivir.
Y sin escribir y sin leer, no podría vivir.
Dos pájaros que contraatacan
“Dos pájaros contraatacan” es el regreso de Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina en un escenario, esta vez con canciones nuevas, que integran el disco “La Orquesta del Titanic.” El show se realizará el miércoles 11 en el Jockey Club y las entradas están en venta a través de la Red UTS.
La gira ha recorrido varias ciudades de Argentina y actualmente se presenta en el Luna Park, de Buenos Aires.
El escenario que utilizarán en Asunción medirá aproximadamente 20x15 metros, y tendrá cinco pantallas LED exclusivas del show. Ocho camiones provenientes de Argentina traerán los equipamientos correspondientes a luces, sonido y video.
Cuando en 2007 nacía esta unión entonces llamada “Dos pájaros de un tiro” ambos trovadores confesaron que se trataba de “una ilusión a cumplir”.
Años después, esta ilusión vuelve a convertirse en realidad con la secuela “Dos pájaros contraatacan”.
En esta gira, Sabina y Serrat estrenan el material discográfico denominado “La orquesta del Titanic”.
El primer sencillo, “Cuenta conmigo”, ya es un gran éxito en España y en Latinoamérica.
En 2007, la gira “Dos pájaros de un tiro” ha sido uno de los éxitos más importantes: más de un millón de espectadores en España y Latinoamérica disfrutaron de este espectáculo. Las entradas cuestan entre G. 990.000 y 160.000.
