Cliente incluye a una camarera en herencia

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NUEVA YORK (AFP). Unos meses después de la muerte de Robert Ellsworth, cliente de toda la vida en el restaurante que lleva adelante en Nueva York, Maureen Donohue-Peters recibió un llamado del abogado de este coleccionista de arte anunciándole que le había dejado “algo” de su herencia: nada menos que 100.000 dólares a repartir entre ella y su sobrina.

Es el agradecimiento final de este conocido coleccionista y vendedor de arte asiático para la familia Donohue, ya que era amigo del padre de Maureen, Mike, que abrió el establecimiento en 1950. Durante más de medio siglo Ellsworth fue a comer religiosamente al restaurante.