Juancito tiene 17 años y desde los 6 viste de azul, primero en la escuela de fútbol y luego en las Formativas (Inferiores). A mitad de semana jugó su primer partido con el equipo principal solense y clavó un golazo en la victoria sobre Porvenir de Liberación por 4-1, en la Copa Paraguay.
Cáceres contó su historia. Vive en el albergue de RI 14 de Tacumbú porque su casa fue afectada por la inundación. La nota que la hicimos tuvo una amplia repercusión, al punto que el máximo dirigente de la entidad le convocó ayer apenas la leyó para un diálogo, tras el cual el atleta salió con una amplia sonrisa, al recibir un aporte para cumplir un anhelo, con obsequios y lo más importante, el compromiso de un ingreso mensual, que puede ir creciendo en el monto dependiendo del empeño que le ponga a su incipiente carrera que apunta a lo más alto.
“Están llorando a full”, referenció Juan consultado sobre la reacción de sus padres luego del encuentro con el “presi”.
Era como para armar un asado sobre la marcha para celebrar ese primer e importante paso dentro del Refugio, pero eso no ocurrió. El presente económico solo daba para un guiso de arroz con mandioca, porque el ambiente mismo en el sitio es totalmente adverso; soportar el “fresquete” entre cuatro paredes de madera terciada, con techo de chapa y un canal de agua servida a metros que expide un olor insoportable. Lo que más quieren es volver al humilde hogar, por más que sepan que ante la mínima crecida del río tendrán que tomar sus cosas, salir de la zona baja y armar otra casa precaria.
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Algunos le dicen “Negro” y en Sol, el experimentado Aldo Vera lo bautizó como “Tyson”. Lo cierto es que Juan Ramón vivió una jornada inolvidable, acudiendo a llamado del directivo “volando” sobre una moto, cuando se sabe que los profesionales tienen prohibido utilizar esa movilidad, porque un accidente sobre el biciclo podría arruinar todo, cortar la actividad deportiva de por vida. Fue solo un error de juventud.
“El presidente me dijo que me va a ayudar, que ponga todo de mi parte como lo hice el miércoles. Me aconsejó que luche, que nunca me rinda, que tengo por delante muchas cosas. La verdad que estoy agradecido por haberme recibido con mucho cariño. Mi familia está orgullosa de mí, porque no esperábamos esto realmente”, significó el mediocampista.
El objetivo de la institución es que Juan pueda tener mejores condiciones de vida y que con su dedicación –condiciones tiene– vaya cumpliendo sus sueños.
El titular solense expresó su grata sorpresa al enterarse que su hermano, Juan Manuel Miguel, venía haciendo de manera silenciosa la labor de “padrino” de Juancito, con estímulos frecuentes y un premio por su anotación.
Miguel Ángel Figueredo comentó que son aproximadamente 1.200 menores los ligados al club y que les hubiese gustado asistir a todos o al menos a la mayoría, pero como la institución es modesta, tienen un presupuesto ajustado y van haciendo las cosas como se puede.
El directivo no ocultó su felicidad al indicar que estas son las cosas que reconfortan y espera que sirva de ejemplo. Es que su historia personal está relacionada con el sacrificio y la perseverancia.
