“No cuestionamos el aumento sino el momento, porque justo ahora tenemos este problema de coronavirus y muchos están luchando por conseguir alimentos para esta cuarentena, porque no tienen trabajo seguro”, expresó la usuaria Leila Núñez.
La tarifa fue incrementada de G. 22.400 a G. 29.000, supuestamente en una asamblea, pero la mayoría de los usuarios no participó de la reunión y se espera que los directivos revean su postura y posponer el aumento. Además, los usuarios indicaron que el servicio es pésimo, hay días que no tienen el vital líquido y las aguas son turbias y los reclamos son inútiles, nadie hace caso a los usuarios y las autoridades hacen lo que quieren.
Por su parte, el presidente de la entidad de servicios, Catalino Recalde, comentó que el monto establece el Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Erssan), pero la junta flexibilizará el pago durante la crisis sanitaria. “Erssan ya en diciembre estableció el aumento y nosotros esperamos tres meses para aplicar, porque enero y febrero son complicados y justo ahora que se aumentó vino este problema sanitario. La gente puede pagar la forma que puede y no se cobrará ningún interés”, añadió.
En cuanto a los cortes, dijo que solo cuando hay falta de energía se corta, porque es bombeo directo y las aguas salen sucia solo los primeros minutos del reinicio del servicio. Hay 4.300 usuarios y abarca casi toda la ciudad.
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