Unico acuerdo con el Fondo se firmó con Stroessner, en 1957

Hace 46 años, nuestro país pactó el primer convenio de stand by con el Fondo Monetario Internacional. Las gestiones que desembocaron en dicho convenio se realizaron en el marco de la entonces “candente” guerra fría, y el principal interés del gobierno paraguayo era lograr una estabilización económica del país, entonces recién salido de un largo periodo de guerras civiles y anarquías.

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Luis Verón

A mediados de junio de 1955, las reservas monetarias del Paraguay estaban en un punto peligrosamente bajo (unos US$ 8.300.000 en noviembre/1955 y el guaraní redujo su valor de G. 75 por dólar a 95 por dólar.) Para tratar de revertir esta situación, el BCP, entonces presidido por Epifanio Méndez Fleitas, tomó varias medidas de naturaleza administrativa, como restricción de permisos de importación, de venta de divisas y de depósitos en el exterior de ganancias por operaciones comerciales (a través de ciertas prácticas de facturación fraudulenta).

El 17 de junio de 1955, el Banco Central del Paraguay (BCP) resolvió que todos los activos en moneda extranjera, créditos y oro que excedieran US$ 300 o su equivalente, tanto en el exterior con en el país, debían ser declarados en el BCP, así como el reporte permanente de los cambios en el monto de esos activos, so pena de severos castigos en caso de incumplimiento. En su momento, estas medidas causaron mucho escozor, pero luego el ambiente se fue calmando.

A fines de 1955, el gobierno del general Alfredo Stroessner, en el poder desde agosto de 1954, destituyó a Méndez Fleitas y nombró al ingeniero Gustavo Storm como presidente del BCP. Este solicitó la venida de asesores del Fondo Monetario Internacional para trabajar de cerca con el Banco Central. El pedido fue apoyado por la Embajada norteamericana en el Paraguay (Arthur A. Ageton, embajador), pues consideraba que era una cuestión de importancia para el Paraguay y para el futuro de los programas norteamericanos de asistencia técnica al país.


Regularización económica

En marzo de 1956, el Banco Central del Paraguay -eje alrededor del cual giraba la economía paraguaya- instituyó un nuevo programa de estabilización por recomendación del Fondo Monetario Internacional.

Los propósitos del programa fueron tres: 1) Poner algún grado de orden en el caótico sistema de cambios del Banco Central (intentando una tasa única de G. 60 por dólar para las importaciones y exportaciones, con una sobretasa de G. 25 para las importaciones que no fueran bienes básicos esenciales). 2) Restringir las facilidades de crédito, especialmente la del Banco del Paraguay y 3) Controlar la inflación, que son, en definitiva, los objetivos de las primeras dos medidas.

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Hasta entonces, el Paraguay no había logrado presupuestos efectivamente equilibrados. Por esta razón, la Embajada norteamericana consideraba perentoria la insistencia del FMI sobre cuestiones impositivas. El presidente del BCP proponía importaciones sobre importaciones suntuarias e impuestos de G. 60 por dólar sobre exportaciones no afectadas por la tasa.

El plan de estabilización del BCP apoyado por la Embajada norteamericana y el Fondo Monetario Internacional contó con serios reparos y oposición del ministro de Hacienda (Barrientos), pues dicho plan ponía en serio riesgo privilegios de gente cercana al gobierno, especialmente del ámbito militar (créditos del Banco del Paraguay, permisos de importación a tasas preferenciales).

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Luego de exhaustivos debates, el 11 de julio de 1957, el Consejo de Coordinación Económica autorizó al BCP a proseguir con la implementación del programa de estabilización económica del FMI. El BCP presentó una solicitud de un acuerdo stand-by por U$S 5.500.000 al Tesoro de los Estados Unidos -que fue acompañado de un acuerdo similar de U$S 5.500.000 con el FMI-. El gobierno paraguayo determinó que el programa fuera implementado a través de resoluciones del BCP antes que por medio de decretos del Poder Ejecutivo, cosa que requería deliberaciones en la Cámara de Representantes.

El Paraguay venía soportando ya varios meses de un sostenido deterioro de su economía, lo que ponía en serio riesgo la estabilidad política del gobierno. Este, paralelamente venía negociando con el gobierno venezolano ayudas económicas al país.

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A principios de agosto de 1957, el subsecretario del Tesoro norteamericano W. Randolph Burgess, el embajador paraguayo en Washington Osvaldo Chaves y el presidente del BCP Gustavo Storm firmaron el Acuerdo de Intercambio diseñado para apoyar al Paraguay en un programa comprensivo para lograr una mayor estabilidad económica, libertad de comercio y operaciones de cambio.

El gobierno paraguayo se propuso establecer para todas las transacciones un único mercado de cambio libre en el que el valor de su moneda, el guaraní, tenía que estar determinado por los factores básicos de oferta y demanda. En sus operaciones de cambio, las autoridades se comprometieron no resistir los cambios fundamentales dictados por las fuerzas del mercado.

Por su parte, el gobierno paraguayo tomó medidas domésticas relacionadas, incluyendo estrictos controles del crédito bancario y políticas fiscales dirigidas a lograr un presupuesto equilibrado, de tal manera a cumplir con los requisitos del Fondo Monetario Internacional para efectivizar el apoyo al plan de estabilización económico.

El Acuerdo de Intercambio suscrito estableció que las autoridades paraguayas podían pedir al Fondo de Estabilización de Cambio de Estados Unidos, que comprara guaraníes hasta un monto equivalente a US$ 5.500.000, si la ocasión para tal compra surgía. Paraguay, por consiguiente, debía recomprar por dólares los guaraníes así adquiridos por el Tesoro.

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El plan de estabilización monetaria del FMI se puso en marcha el 15 de agosto de 1957. El Paraguay hizo una extracción inicial de US$ 2.000.000 de los US$ 11.000.000 de crédito stand-by del FMI y del Tesoro de los Estados Unidos. La tasa de cambio del guaraní el primer día en el mercado libre fue de alrededor de 94 (por dólar), en comparación a la tasa oficial de 60 (por dólar); y en el mercado libre, de alrededor de 120 (por dólar). Para los primeros días de septiembre de 1957, la cifra bajó hasta 96 (por dólar), con una pérdida mínima de unos US$ 53.000 en las transacciones de mercado.

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El FMI descubrió con sorpresa que el gobierno paraguayo había utilizado casi el total de los US$ 2.000.000 iniciales, al extraer de su cuenta de Nueva York no solamente lo convenido de US$ 1.000.000 para pagar su aumento de cuota en el Fondo, sino más de US$ 800.000 para pagar atrasos de deudas comerciales bajo varios acuerdos de comercio.

Si bien ese uso del crédito stand by no era técnicamente una violación del acuerdo de estabilización, las autoridades de Washington no estuvieron al tanto de esta intención del gobierno paraguayo, por lo que pidió a su representante en Asunción (Eugenio Bertens) explicaciones al respecto, e insistió en que las deudas comerciales restantes de aproximadamente US$ 300.000 fueran liquidadas mediante la compra de divisas en el mercado (libre) permitiendo que la tasa de cambio del guaraní flote hacia arriba si fuera necesario.

Hasta octubre de 1957, el gobierno paraguayo continuó realizando fuertes extracciones de su cuenta con el FMI, llegando a totalizar unos US$ 3.000.000, más una pendiente de unos US$ 500.000. Gran parte de esos fondos fueron utilizados para pagar atrasos comerciales, de los cuales a esa fecha faltaba todavía cumplir una cantidad sustancial. Entre otras deudas, se le debía a Alemania DM 1.000.000 por año. Paraguay trató de vender a los alemanes saldos bilaterales de moneda, pero esto solamente podía ser hecho con descuentos sustanciales, lo que el BCP se resistió a aceptar.

Además, el Paraguay debía hacer pagos de US$ 1.200.000 anuales en los años siguientes al Banco Mundial y no tenía suficientes recursos.

En vista de la pérdida de reservas, el BCP devaluó el guaraní y la situación se volvió notoriamente confusa, que el FMI tuvo que enviar al Paraguay a importantes ejecutivos a analizar el tema.

Al parecer, el gobierno paraguayo de entonces era un barril sin fondos: cuanto más fondos, mayor se hacía el despilfarro. Aún así y con las pruebas de ello, el Tesoro de los Estados Unidos, el Eximbank, el Fondo de Préstamos para el desarrollo y otras agencias del gobierno norteamericano siguieron entregando al régimen del presidente Stroessner los medios para que continuara en el poder y así evitar que dicho régimen se aliara al comunismo, pues era la época de plena vigencia de la Guerra Fría.

Pese a los esfuerzos por evitarlos por parte del presidente del Banco Central, Ing. Storm, las transacciones dispendiosas tuvieron su repercusión en la deuda externa paraguaya.

El proyecto de estabilización del guaraní por medio del andamiaje de nuevos acuerdos, en poco más de un año (fines de 1958), insumió un total de US$ 22.000.000, lo que significó la sextuplicación de la deuda externa del país, respecto del monto registrado en 1954, cuando asumió el presidente Stroessner.


Fuente: “Estados Unidos y el Régimen Militar Paraguayo - 1954/1958 (Documentos de Fuentes Norteamericanas), de Aníbal Miranda.
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