Grupos y políticos irresponsables dañan gravemente nuestro país

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La pandemia que azota fuertemente las bases económicas y sociales del Paraguay nos confronta con una realidad casi similar a la de una contienda bélica, por sus efectos y los daños que pueden ser apreciados de manera palpable. Los actores políticos deben interpretar estos signos y buscar soluciones rápidas sobre bases reales a fin de evitar mayor sufrimiento a los compatriotas y encontrar rápidamente el camino hacia un futuro cierto para una vida de mejor calidad. Lamentablemente, los hechos nos demuestran que grupos y políticos oportunistas están de nuevo al acecho. Ahora el Frente Guasu y el presidente del PLRA, Efraín Alegre, están impulsando un impuestazo, dibujando número hasta risibles con la sola intención de confundir y generar discordia entre los paraguayos. Claro, los pescadores en río revuelto creen que la ciudadanía es idiota y que no se percatará de sus burdas mentiras. Los partidos y políticos que se precian de ser serios deben enterrar inmediatamente estos proyectos descabellados y otorgar así a los empresarios y trabajadores la calma que urgen en estos momentos para tratar de reconstruir el futuro de muchas familias.

La pandemia que azota fuertemente las bases económicas y sociales del Paraguay nos confronta con una realidad casi similar a la de una contienda bélica, por sus efectos y los daños que pueden ser apreciados de manera palpable. Los actores políticos deben interpretar estos signos y buscar soluciones rápidas sobre bases reales a fin de evitar mayor sufrimiento a los compatriotas y encontrar rápidamente el camino hacia un futuro cierto para una vida de mejor calidad. Lamentablemente, los hechos nos demuestran que grupos y políticos oportunistas están de nuevo al acecho. Ahora el Frente Guasu y el presidente del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), Efraín Alegre, están impulsando un impuestazo, dibujando números hasta risibles con la sola intención de confundir y generar discordia entre los paraguayos. Claro, los pescadores de río revuelto creen que la ciudadanía es idiota y que no se percatará de sus burdas mentiras. Es urgente que los sectores sensatos arrojen al basurero las propuestas de modificaciones tributarias en momentos en que empresarios y trabajadores requieren de tranquilidad para seguir afrontando la calamitosa situación.

La bancada del Frente Guasu del Senado, integrada por Fernando Lugo, Esperanza Martínez, Carlos Filizzola, Sixto Pereira, Hugo Richer, Jorge Querey y Miguel Fulgencio Rodríguez, viene insistiendo desde hace días, ante la comisión directiva de la Cámara Alta, en el tratamiento de un proyecto de ley, denominado por los mismos como “Tasa Covid”, que pretende introducir modificaciones al régimen impositivo supuestamente para financiar los costos de la pandemia. Básicamente, proponen crear un impuesto a los funcionarios con altos salarios (que nadie gane más que el Presidente de la República), un impuesto verde (gravar con una tasa del 5% la exportación de soja en grano), un tributo a las grandes riquezas o impuesto a los elevados patrimonios (IEP), un incremento en las tasas del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) de tabacos y bebidas alcohólicas y azucaradas, un recorte temporal del 20% a los salarios de funcionarios con altos cargos y, para darle al plan un toque de mayor populismo, devolver a los docentes el aumento salarial del 16% previsto para este año.

Contradiciendo las más básicas reglas de la economía, suponen, por ejemplo, que aumentando el selectivo a bebidas alcohólicas y tabacos se recaudará más en medio de la grave recesión económica. El impuesto a los más ricos, como gustan llamar los citados políticos, supuestamente alcanzará a unas pocas 90 familias del país. Según este planteamiento, el gravamen solo tocará a aquellas personas o familias que tengan un patrimonio superior a los US$ 10 millones. Se sugieren tres tasas: del 1% a aquellos que poseen hasta US$ 99 millones; del 2,5% a aquellos que poseen hasta US$ 999 millones y del 5% para los que tengan desde US$ 1.000 millones en adelante. Luego de realizar algunos llamativos cálculos manipulando datos sobre la tierra en el Paraguay (porque la estimación se hace sobre los inmuebles, muchos de ellos a nombre de sociedades), el Frente Guasu concluye que el Estado podrá recaudar anualmente la fantasiosa suma de US$ 997 millones. Esto supone, como bien lo mencionó el economista Manuel Ferreira, exministro de Hacienda, que en el Paraguay hay una fortuna aproximada de US$ 100.000 millones (haciendo una conservadora estimación sobre una tasa única del 1%), es decir, dos veces y medio el Producto Interno Bruto (PIB). O que cada una de estas 90 familias tengan en promedio más de US$ 1.100 millones de fortuna.

El presidente del PLRA ha tomado postura pública por medio de sus redes sociales a favor del proyecto de sus exaliados en el Gobierno entre 2008 y 2012, haciendo especial énfasis en la necesidad de cargar una mayor tasa a los productores y exportadores de soja. Según este personaje, con el impuesto a la exportación de grano, el Fisco podrá embolsarse unos US$ 500 millones anuales, sin entrar a explicar sus cálculos a pesar de la insistencia de los internautas. Sobre este mismo tema el exministro Ferreira recordó que nuestro país siembra anualmente un aproximado de 3,5 millones de hectáreas y produce entre 10 y 11 millones de toneladas en los buenos tiempos. Refirió que tomando en cuenta el precio actual de la soja, será necesario cuadruplicar la superficie de siembra para que el Estado pueda recaudar los US$ 500 millones mencionados por el titular de los liberales, es decir, deberán sembrarse unas 14 millones de hectáreas, lo cual significaría que casi toda la Región Oriental debería estar regada de soja (esta región tiene precisamente esa superficie), con lo cual incluso debería cultivarse en las macetas de las casas de Asunción.

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Queda fehacientemente demostrado que el disparate no conoce límites, aunque lastimosamente en estos casos estamos hablando de estas organizaciones políticas que tienen una representación en uno de los poderes del Estado y por sus manos pasan decisiones trascendentes sobre el futuro de la República. A sus dirigentes no les interesa este país que se debate en la incertidumbre y la miseria a causa del confinamiento obligatorio al que es sometido para combatir el covid-19. Que no intenten engañar a la ciudadanía, que aún tiene fresca en la memoria, por ejemplo, la administración del Frente Guasu entre el 2008 y el 2012, cuando se registró la mayor cantidad de incorporaciones de chupópteros a la función pública, y que la senadora Esperanza Martínez se opuso hace poco a una racionalización del uso de royalties en gobernaciones y municipalidades, afirmando orondamente que “hasta la corrupción es redistributiva”.

La ciudadanía no debe olvidar a estos políticos mentirosos, a fin de darles su merecido con el voto en el momento oportuno. Su objetivo va más allá de una simple intención de supuesta “justicia tributaria” propalada con mentiras. Lo que buscan es conseguir réditos políticos oportunistas, que no pueden obtener mediante el apoyo popular. Es por ello que los partidos y políticos que se precian de ser serios deben enterrar inmediatamente estos proyectos descabellados y otorgar así a los empresarios y trabajadores la calma que urgen en estos momentos para tratar de reconstruir el futuro de muchas familias.