Nos tratan de imbéciles

La noticia de que la primera “partida grande” de vacunas contra el covid-19 será de 36.000 dosis para fines de marzo, lo que cubre el 0,5% de las necesidades, ya es de por sí sumamente preocupante para las perspectivas sanitarias y socioeconómicas de este año y los siguientes. Pero que el ministro Julio Mazzoleni se jacte de que eso es “gracias” a la buena gestión del Gobierno es, además, una tomadura de pelo. Creen que los paraguayos somos imbéciles, ya no encontramos otra manera de expresarlo. Se pasaron mintiéndonos desde que comenzó la pandemia y ni Mario Abdo Benítez ni su ministro han tenido nunca al menos la decencia de asumir responsabilidades. Se necesitan por lo menos 7 millones de dosis para inmunizar al 50% de la población, como prometen. Lo cierto y concreto es que hay 4.000. Ahora nos dicen que para mayo habrá 300.000. Tendrían que arribar un millón de vacunas por mes en la segunda mitad del año para cumplir el objetivo. Ni ellos se lo tragan, nos mienten descaradamente.

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La noticia de que la primera “partida grande” de vacunas contra el covid-19 será de 36.000 dosis para fines de marzo, lo que cubre el 0,5% de las necesidades, ya es de por sí sumamente preocupante para las perspectivas sanitarias y socioeconómicas de este año y los siguientes. Pero que el ministro Julio Mazzoleni se jacte de que eso es “gracias” a la buena gestión del Gobierno es, además, una tomadura de pelo. Creen que los paraguayos somos imbéciles, ya no encontramos otra manera de expresarlo. Se pasaron mintiéndonos desde que comenzó la pandemia y ni Mario Abdo Benítez ni su ministro han tenido nunca al menos la decencia de asumir responsabilidades.

Al desatarse la crisis se le entregó a este Gobierno un cheque de 1.600 millones de dólares y amplias discrecionalidades para enfrentar la emergencia, monto que fue incrementado una y otra vez con más líneas de endeudamiento, al punto que el saldo de la deuda pública creció más de 3.000 millones de dólares en 2020 (de 8.859 a 11.955 millones, sin considerar los últimos préstamos aprobados). Con todos los recursos y herramientas a su disposición, no fueron capaces siquiera de asegurar insumos médicos básicos de manera estable y oportuna, en medio de indignantes escándalos por los que ningún alto funcionario fue sumariado ni imputado. Hasta el día de hoy, personal de blanco y pacientes siguen reportando agudas precariedades y permanentes problemas de abastecimiento. Si un influyente parlamentario acaba de fallecer por complicaciones atribuibles a esa situación, ¿qué le queda al resto? Y ni hablar de otras patologías, causantes de tantas o más muertes que el covid, que han sido severamente desatendidas.

La única “política” ensayada por el Gobierno en todo este tiempo ha sido la de exigir más y más sacrificios y renunciamientos a la población, para poder afrontar sus obligaciones con el menor esfuerzo posible y así disimular su ineptitud, a la par de despilfarrar dinero público sin criterios básicos de racionalidad ni sostenibilidad, sin evaluación de impacto y resultados, solo para postergar o atenuar las protestas de sectores con capacidad de presión a costa del resto de la ciudadanía. Prueba de ello es que solo el 26,31% de los fondos de emergencia fueron utilizados en Salud Pública, según la rendición de cuentas del Ministerio de Hacienda.

La gente cumplió con creces, colaboró en todos los niveles, aceptó el cercenamiento de sus derechos y libertades, absorbió sus pérdidas económicas con la promesa de que este año llegarían las vacunas y se podría volver a la normalidad, pero una vez más las autoridades nacionales defraudan las expectativas.

Supuestamente el Gobierno mantiene estrecha relación con Covax Facility para no quedarse al margen de la “distribución equitativa” que hipotéticamente debe garantizar ese programa patrocinado por la Organización Mundial de la Salud. También solicitó y consiguió que se le diera carta blanca legal para negociar en paralelo con otras fuentes de aprovisionamiento. Dijeron que tenían reservadas para este año 4.300.000 dosis a través de Covax y que llegarían las primeras 380.000 en febrero. Adicionalmente, hablaron de un acuerdo bilateral con el régimen ruso de Vladimir Putin por 1.000.000 de dosis de la Sputnik V y, “off the record”, afirmaron que obtendrían otras 2.000.000 de dosis de China. De manera triunfal ampliaron del 30% al 50% la meta de la campaña de vacunación de 2021, lo que abarca prácticamente a toda la población adulta y cubre todos los requerimientos, ya que la vacuna no está indicada para menores de 18 años.

Pero estamos en marzo y lo único que arribó al país fue un ínfimo lote de 4.000 dosis, que alcanzó para parte del personal de terapia intensiva y como pretendido golpe de efecto, para no seguir siendo el único país de la región que todavía no inició su plan de inmunización. El ministro Mazzoleni rápidamente destacó ese hecho en su conferencia de prensa del 18 de febrero y anunció que “la próxima semana” (por la que acaba de transcurrir) Covax confirmaría la llegada del primer gran envío, junto con un “pormenorizado cronograma” de entregas para el resto del año. Pasaron los días y nada, hasta que presuntamente tal comunicación llegó por fin el viernes en medio de un sospechoso secretismo, ya que se niegan a divulgar el texto del documento.

Según Mazzoleni, esa primera “gran partida” se recibirá a fines de este mes y consistirá en 36.000 dosis de la variedad Oxford/AstraZeneca, de un total de 304.800 que se completarán a fines de mayo, las cuales se utilizarán para terminar de inmunizar al personal de salud e iniciar la vacunación de mayores de 60 años.

Significa que, aun en el caso de que se cumpla este anuncio (ya no podemos creer en Mazzoleni), para el quinto mes del año habrá llegado apenas el 7% de las 4.300.000 vacunas que en teoría debe proveer Covax, lo que cubre menos del 5% de lo requerido para alcanzar la meta de la campaña. Esta es la “buena gestión” de la que alardean. Para peor, no solo pusieron trabas, sino que amenazaron con confiscar material importado directamente por laboratorios privados, que bien podrían haber complementado la oferta y alivianado la carga sobre el Estado.

Mientras tanto, Chile en febrero ya tenía vacunados a 3.500.000 habitantes; Brasil, a 8.400.000; Argentina, a 650.000 y esperan 2.800.000 dosis en marzo; Bolivia ya cuenta con 500.000 dosis y Uruguay, con la mitad de nuestra población, más de 200.000. Aun rezagados, todos nuestros vecinos están muchísimo mejor que Paraguay, que, de acuerdo con las palabras del ministro, “consiguió el adelanto porque hizo bien su tarea y cumplió todos los requisitos”.

Se necesitan por lo menos 7 millones de dosis para inmunizar al 50% de la población, como prometen. Lo cierto y concreto es que hay 4.000. Ahora nos dicen que para mayo habrá 300.000. Tendrían que arribar un millón de vacunas por mes en la segunda mitad del año para cumplir el objetivo. Ni ellos se lo tragan, nos mienten descaradamente.

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