Liz Ávalos cumple 15 años

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Liz (remera rosada) junto con su abuela Rufina Sosa (vincha lila), médicos y enfermeras que cuidaron de ella luego de la cirugía.
Liz (remera rosada) junto con su abuela Rufina Sosa (vincha lila), médicos y enfermeras que cuidaron de ella luego de la cirugía.

Liz Ávalos Sosa, aquella pequeña de 7 años que llegó al Hospital General Pediátrico Acosta Ñu necesitando un corazón, cumple mañana 15 años. Se trata de una paciente muy especial para los médicos porque con ella no solo se marcó un hito en la medicina paraguaya a nivel público, sino que, además, es la primera mujer en su familia que logra estudiar.

Rufina Sosa, de 70 años, la abuela que crio a Liz Ávalos Sosa y a su hermano Marco Antonio (17) vendiendo yuyos, recordó que cuando la niña estaba por cumplir 7 años, el doctor le dijo que debía ir al Hospital Acosta Ñu porque tenía un grave problema de corazón.

Liz recordó que con tan solo caminar un poco ya sentía mucho cansancio, y parecía que no estaba en este mundo. Su abuela, sin tener parientes ni conocer la zona, vino con sus nietos en busca de salvar la vida de su pequeña.

La única posibilidad era un trasplante cardíaco que hasta ese momento en el Paraguay solo se hacía en sanatorios privados, recordó la doctora Nancy Garay, jefa del Departamento de Cardiología.

La niña, luego de casi dos meses de espera en la unidad de terapia intensiva del Hospital Pediátrico “Acosta Ñu”, a causa de una cardiopatía dilatada, en la madrugada del 19 de setiembre de 2012 accedió al trasplante. Su abuela nunca estuvo desanimada y siempre cumplió cabalmente las indicaciones médicas.

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La doctora Nancy Garay señaló que la historia de Liz es muy inspiradora. Indicó que la entonces niña solo necesitaba una oportunidad para sobrevivir y llegar a demostrar de lo que es capaz, como convertirse en la primera mujer en su familia que logra estudiar, proveniente de una zona rural muy pobre, una clase social excluida, en el barrio San Blas de Villarrica (Dpto. de Guairá).

Un símbolo

Liz Ávalos se convirtió en el símbolo con el cual los profesionales marcaron un hito en la medicina paraguaya, a nivel de Salud Pública. También defendieron el derecho de salud de todos los niños, rompiendo así un paradigma que limitaba el acceso por los altos costos que implica el tratamiento.

Al ser la primera niña trasplantada en el Acosta Ñu y debido a su condición social, los médicos acompañaron su crecimiento; tanto es así que ella y los profesionales son familia de hecho.

Los médicos incluso hicieron gestiones ante la ex Secretaría Nacional de la Vivienda y Hábitat (ex-Senavitat) para la construcción de la casa en la cual viven Liz y su familia.

Los profesionales expresaron su interés de acompañarla hasta terminar el colegio, seguir ayudándola hasta que ingrese a la universidad y marcarle el camino a seguir. Es a fin de que ella pueda el día de mañana, siendo adulta, cuidarse a sí misma y ser útil a la sociedad. Además de formar una familia teniendo como modelo la familia comunitaria, solidaria, señaló la doctora Garay.

Por otro lado, los profesionales de blanco le están organizando para mañana una misa de acción de gracias, en el salón auditorio del Hospital, a las 9:00.

Para las 21:00 habrá una recepción en la Quinta González Meyer, a fin de demostrarle todo su afecto y cariño, así como lo feliz que están con ella de acompañarle en estos pasos.

Poca donación para niños

La última vez que se realizó un implante en niños fue en el año 2017. Esto por la falta de conciencia de padres de potenciales donadores, señaló la jefa de Cardiología del hospital Acosta Ñu, Dra. Nancy Garay.

Explicó que para los niños no cambió absolutamente nada con la Ley Anita. La frecuencia sigue siendo muy escasa, porque la legislación rige solo para personas mayores de 18 años, añadió.

antonia@abc.com.py