TOBATÍ, Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). En esta ciudad viven alrededor de 1.700 oleros de los 2.000 registrados en el departamento de Cordillera. También existen trabajadores del rubro en las localidades de Eusebio Ayala y Atyrá, pero en menor cantidad.
Los oleros expresaron que desde el inicio de la cuarentena, el 10 de marzo, sus ingresos prácticamente se redujeron a cero. La comercialización de sus productos pararon por completo, debido a las medidas por la emergencia sanitaria decretada por el Gobierno para mitigar la propagación del covid-19, señalaron.
Comentaron que algunos oleros tienen pedidos de pequeñas cantidades de ladrillos, pero no pueden entregar debido a las restricciones de circulación de vehículos. Indicaron que en muchas casas ya comienza a escasear alimentos diarios.
Varios trabajadores relataron que lograron congelar por tres meses las cuotas de sus préstamos con los bancos. No así con algunas cooperativas que reprograman los créditos con altas tasas de interés.
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Expresaron que no saben cómo podrán afrontar sus compromisos en junio próximo considerando que la situación no mejora.
“Nuestro futuro es completamente incierto, atendiendo a que los supuestos créditos que promociona el Gobierno nacional no llegan al interior. La mayoría de los bancos ofrece préstamos para capital operativo que debemos devolver en seis meses”, expresó Darío Núñez, uno de los oleros afectados por la crisis económica.
Señaló que difícilmente puedan tener la forma de devolver los préstamos en seis meses si es que no aseguran la venta de los materiales de construcción.
Samuel Vera tiene una pequeña olería en Atyrá. Antes de la cuarentena siete personas trabajaban con él, pero por la crisis ahora solo tiene tres ayudantes, comentó.
Los trabajadores urgen al Gobierno estrategias para generar construcciones, sean civiles o privadas, para poder vender ladrillos. También piden priorizar la producción nacional para apoyar al sector para superar el difícil momento.