Las nativas comentaron que tienen numerosos pedidos, entre ellos de almacenes comunitarios de los asentamientos indígenas del Chaco Central.
“Cada tapaboca cuesta G. 3.500, monto del cual G. 2.250 corresponden a ingresos de las costureras”, explicó Gudrun Warkentin de la ASCIM, una ONG del Chaco Central que acompaña a las mujeres indígenas en la tarea.
Una de las costureras indígenas es Marcelina Yegros de Ramírez (43), lideresa de la aldea Tiberia. La mujer expresó que comenzó a estudiar corte y confección con el objetivo de aprender algo más para beneficio de su familia y de la comunidad.
Comentó que cuando escucharon noticias sobre el coronavirus se asustaron en la comunidad, especialmente los ancianos. Dijo que mucha gente ya no querría salir de sus casas por miedo a eventuales contagios.
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Como lideresa de su aldea animó a las demás mujeres a dejar de lado el miedo y empezar a confeccionar los tapabocas lavables.
Añadió que varias aldeas de aborígenes mantienen los portones cerrados, mientras otros están abriendo pero aplicando recomendaciones sanitarias.
