“Cuando llueve mucho juntamos agua en baldes para tomar y cocinar, porque el agua del arroyo viene con mal olor”, comentó Élida Irala, quien vive a pocos metros del curso de agua con su familia, en Calle D-5.

El concejal municipal Luis Alberto Nakayama explicó que el vertedero municipal fue habilitado por la Secretaría del Ambiente (Seam) tras realizarse los estudios de impacto ambiental y comprobarse que el lixiviado (líquido de la basura) no contamina.

Aguas abajo, unas cien personas que no cuentan con agua potable se surten del contaminado arroyo para beber. No están conectados a la red de agua corriente porque no tienen dinero para instalar la cañería.

Al mismo tiempo, hablaron de los riesgos para la salud ante la gran contaminación del agua, que en ocasiones les provoca trastornos gastrointestinales y cuando se bañan en el arroyo tienen infecciones en la piel, ojos y oídos.

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