HONG KONG (AFP). Fue el octavo fin de semana de manifestaciones masivas, a menudo seguidas de enfrentamientos entre pequeños grupos radicales y la policía, en la megalópolis del sur de China que atraviesa su crisis política más grave desde que el Reino Unido se retiró, en 1997.
El domingo por la noche, los incidentes más graves se registraron en el barrio de Causeway Bay, famoso por sus tiendas de lujo, donde miles de manifestantes ocuparon la calzada y levantaron barricadas.
Por otro lado, la policía antidisturbios utilizó gases lacrimógenos para dispersar a la multitud en el barrio elegante de Sheung Wan, en la isla principal de Hong Kong.
Reacción del régimen
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“La destrucción gratuita de la paz pública y los ataques violentos contra la policía perjudicarán a la sociedad, a la economía de Hong Kong y a los medios de vida de nuestro pueblo”, declaró el gobierno local, funcional a Pekín, en un comunicado publicado por la noche.
Tras los choques del sábado, la agencia de prensa oficial Xinhua denunció las “fuerzas miserables” que amenazan los fundamentos del principio “Un país, dos sistemas”, en alusión a la dictadura comunista que rige en el China Continental, y la democracia liberal que vive Hong Kong.
“El gobierno central no se quedará de brazos cruzados y no dejará que la situación continúe”, advirtió la agencia.
Más de 200 manifestantes fueron detenidos en las últimas semanas, incluyendo decenas de inculpados por participar en disturbios, un delito que puede ser castigado con diez años de cárcel.
“Ser como el agua”
En los últimos 15 días, la tensión se intensificó, y los manifestantes buscan formas nuevas para enfrentar o eludir la represión policial.
“Hay que ser como el agua”, explicaban, en alusión a la filosofía de la desaparecida estrella de las artes marciales hongkonesa Bruce Lee, para eludir las fuerzas de seguridad.
A la espera de la huelga general convocada para hoy, algunos grupos de manifestantes llevaron a cabo varias acciones en la noche del domingo.
Cortaron carreteras, bloquearon durante un rato un túnel y destruyeron los semáforos.
Un grupo de manifestantes pegó adhesivos en los que se leía “Liberen Hong Kong” en un monumento del escudo de la ciudad, la flor de bauhinia.
Un poco antes, unos manifestantes más radicales lanzaron ladrillos y huevos contra una comisaría, rompiendo varios cristales.
Por la tarde, se realizaron concentraciones pacíficas en el barrio residencial de Tseung Kwan O (este) y en Kennedy Town (oeste).
Kai Hou, de 41 años, afirmó que no puede apoyar las tácticas violentas del ala más radical de los manifestantes, pero está de acuerdo con sus objetivos generales.
“No todo el mundo aprueba sus acciones radicales, pero su objetivo es simple: quieren que Hong Kong sea un lugar mejor”, explicó.
