Quito, arrasada, pide paz

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QUITO (EFE). La capital de Ecuador amaneció ayer como si hubiese sido devastada por algún terremoto, con vías obstruidas, calles ennegrecidas por los fuegos, avenidas cerradas y la huella de una violenta protesta contra los ajustes económicos aplicados por el Gobierno en el marco de un acuerdo con el FMI.

Tampoco hubo transporte público, ni taxis, ni servicio de Uber, según algunos ciudadanos que han salido a la calle a caminar, así como conductores que tienen que rebasar los obstáculos con dificultad o encontrar vías alternas para llegar a sus destinos.

Por la noche se realizó un “cacerolazo” por la paz, por parte de la ciudadanía, que se opone a la protesta violenta de los radicales.

Miles de ecuatorianos reclamaron que haya paz con el sonar de ollas y también criticaron los episodios de violencia y vandalismo vividos durante ese día y que acabaron con la sede de la Contraloría incendiada.

Las protestas comenzaron el 3 de octubre contra las medidas de austeridad económicas adoptadas por el Gobierno, especialmente la eliminación de los subsidios a los combustibles.

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