Este presupuesto financiará los nuevos programas espaciales europeos por una duración de entre tres y cinco años, y representa una suma sin parangón desde la fundación de la Agencia, en 1975.
Alemania es el mayor contribuyente, con 3.300 millones de euros, y en segundo lugar figura Francia, con 2.700 millones de euros.
La ESA prevé un fortalecimiento de las ciencias del universo, de la exploración (con misiones a Marte y la Luna) y una mejor observación de la Tierra, gracias al programa de vigilancia del clima, Copernicus, para el que la agencia proveerá nuevos satélites.